domingo, 10 de enero de 2016

Cuestión de enfoque




El sol de la tarde, súper intenso antes de esconderse, ilumina las hojas (lineal-lanceoladas y paralelinervias, como puede constatarse aquí) de esta planta que vive en la sala de mi casa, hija, nieta o biznieta de alguna otra de su misma especie. Recuerdo que de niña o adolescente alguien me regaló una para mi cuarto, cuando vivía aún en casa de mis padres. (No recuerdo mayor afición por las plantas de su parte y menos de la de mi hermano. Creo que a mi tía Olga le gustaban más; quizás fue ella quien me la dio.)

Entonces supe que popularmente se le conoce, en México por lo menos, como "mala madre" porque echa los hijos para afuera. Siempre me pareció un nombre fuerte y no pude evitar asociar a la pobre planta —ignorante de semejante etiqueta— con cierta mala vibra. Muchos años después, ya viviendo en Cuernavaca sola con mi hijo, tuve la fortuna de conocer a Mariel, quien había llegado a México desde Argentina para estudiar en el instituto donde yo trabajaba. Nos hicimos grandes amigas e incluso fue mi alumna en una clase de redacción donde nos divertíamos comparando los usos lingüísticos de nuestros países (o discutiendo al respecto, amistosamente).

Fue Mariel quien, de vista en mi casa, se refirió a mi "mala madre" como "lacito de amor". Me quedé sorprendidísima ante tal epíteto. Me explicó que en Argentina le decían así porque la planta mantenía una conexión amorosa con sus hijos, connotación mucho más positiva que la nuestra, sin duda. ¿Será que cada quien habla según como le va en la feria? Lo cierto es que a través de nuestro lenguaje, expresión más o menos consciente de nuestro proceso de pensamiento, damos forma a nuestro entorno.

Hoy me entero que también se le llama, de forma mucho más neutra, "cinta", o incluso "araña", palabra de connotaciones más variables según los gustos personales. Todo esto sucede debido a nuestra necesidad de nombrar, etiquetar, delimitar para intentar entender ese mundo que nos rodea, aunque a veces el proceso nos aleje de lo que en realidad es: En el punto donde una hoja desarrollaría un nodo, se producen raíces adventicias, tanto bajo tierra como aéreas, así como estolones de los que surgen hijuelos y diminutas flores hermafroditas de color blanco, según la explicación de wikipedia. Se menciona también en la misma página que, a la sombra, la planta podría perder la banda blanca que caracteriza sus hojas y que su rápida propagación puede llegar a resultar invasiva. Curiosidades de esta Chlorophytum comosum, que además resulta ser originaria de Sudáfrica.




Aquí un estolón (o brote lateral) y una flor de
mala madre o lazo de amor:

1 comentario:

  1. Que grato recuerdo, así es amiga, el lenguaje se inmiscuye en nuestras vidas como el lacito de amor, y obra milagros o infortunios según se aplique...

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