
domingo, 27 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
martes, 22 de diciembre de 2009
To a wonderful friendship
Para Linda
Cadena de cafés, interminable
Una ráfaga imprudente y helada
Horas de charla
El sol empieza a dejar trazos rosados
En un cielo abierto y luminoso
Como nuestras miradas, que se reconocen
Tan inesperadas
Tan cómplices
Una ráfaga imprudente y helada
Horas de charla
El sol empieza a dejar trazos rosados
En un cielo abierto y luminoso
Como nuestras miradas, que se reconocen
Tan inesperadas
Tan cómplices
sábado, 19 de diciembre de 2009
Invitado: Javier Perezchaho
Se cayó la jerga
Traté de conservar la calma, respiré profundamente y, poco a poco, empecé a sentir mi cuerpo. Me encontraba sentado. No podía mover las manos. Pronto me percaté de que la ceguera no era más que un simple paliacate tapando mis ojos. En ese momento, me invadió un profundo temor que me hizo perder la calma y, con desesperación, comencé a gritar fuertemente hasta que mi garganta se hizo pedazos.
Después de unos minutos, escuché una voces que provenían de otra habitación. El rechinido de la puerta abriéndose lentamente me dejó paralizado; escuché unos pasos que se acercaban a mí rápidamente. Después vino un momento de silencio que me pareció eterno y luego... una voz que murmuró en mi oído: "Ya valiste verga".
Era una mañana fría, cuando desperté lentamente y me percaté de que no veía absolutamente nada. Muchas cosas pasaron por mi cabeza: pensé que podría haber sido el efecto del alcohol que había ingerido la noche anterior. ¿Qué había pasado? ¿Me habría golpeado la cabeza muy fuerte? ¿O simplemente me estaba volviendo loco?
Traté de conservar la calma, respiré profundamente y, poco a poco, empecé a sentir mi cuerpo. Me encontraba sentado. No podía mover las manos. Pronto me percaté de que la ceguera no era más que un simple paliacate tapando mis ojos. En ese momento, me invadió un profundo temor que me hizo perder la calma y, con desesperación, comencé a gritar fuertemente hasta que mi garganta se hizo pedazos.
Después de unos minutos, escuché una voces que provenían de otra habitación. El rechinido de la puerta abriéndose lentamente me dejó paralizado; escuché unos pasos que se acercaban a mí rápidamente. Después vino un momento de silencio que me pareció eterno y luego... una voz que murmuró en mi oído: "Ya valiste verga".
martes, 15 de diciembre de 2009
Invitado: Dzigar Kongtrül Rinpoche
From a Buddhist point of view, letting things be allows them to become what they are, instead of what we want them to be.
From It's Up to You (Shambhala Publications, Inc., 2006)
Pensando en Shantideva
En el filo de la navaja
Encuentro tus palabras
Me invitan con dulzura
En el filo de la navaja
Entrego mis palabras
El riesgo de cortarme, de cortarte, de cortarnos
En el filo de la navaja
La posibilidad de la liberación
Encuentro tus palabras
Me invitan con dulzura
En el filo de la navaja
Entrego mis palabras
El riesgo de cortarme, de cortarte, de cortarnos
En el filo de la navaja
La posibilidad de la liberación
miércoles, 9 de diciembre de 2009
domingo, 6 de diciembre de 2009
Invitado: César Zegbe Jones
La danza de la muerte
Mientras la serpiente bailaba despreocupada sobre las dunas del viejo desierto, el sol —que ha sido testigo de todo desde el origen del universo—espera pacientemente la muerte del reptil. Tras pasar las horas, los días y los años, el universo interrumpe diciendo:
—Sólo yo sé la hora exacta de la muerte de todo aquel que en mí habita.
El sol intrigado pregunta:
—Entonces, ¿cuándo morirá la serpiente?
—Por el tiempo nadie debería inquietarse, te diré que tengo una teoría al respecto.
Y el universo delicadamente pronuncia: ``A todo aquel que por el tiempo se preocupa, se le fragmenta la vida en segundos y su alma envejece, y lo alcanza una muerte anticipada.´´
El sol reflexionó sobre la frase durante un largo rato. Recordó a la serpiente que, ignorando el tiempo, la vida y la muerte, danzaba sin remordimiento.
El sol, a su vez comenzó, a danzar alegremente, tal como la serpiente. Se olvidó completamente de emitir luz y calor a sus planetas, provocando así que la tierra, el viejo desierto y la despreocupada serpiente, murieran antes de tiempo.
El universo observaba lo ocurrido. Se dirigió con tono fuerte al sol, que al ver las consecuencias de sus actos, cesó la danza.
—Has malinterpretado lo que cité: Ignorar el tiempo no significa olvidar la vida en danzas. Por tu irreverencia, a partir de ahora contaré descendentemente la hora de tu muerte hasta llegar a cero.
El universo comenzó a contar, segundo por segundo, la llegada de la muerte del sol y no había siquiera llegado a cero, cuando el sol ya había muerto. Y así, verificó su teoría.
Mientras la serpiente bailaba despreocupada sobre las dunas del viejo desierto, el sol —que ha sido testigo de todo desde el origen del universo—espera pacientemente la muerte del reptil. Tras pasar las horas, los días y los años, el universo interrumpe diciendo:
—Sólo yo sé la hora exacta de la muerte de todo aquel que en mí habita.
El sol intrigado pregunta:
—Entonces, ¿cuándo morirá la serpiente?
—Por el tiempo nadie debería inquietarse, te diré que tengo una teoría al respecto.
Y el universo delicadamente pronuncia: ``A todo aquel que por el tiempo se preocupa, se le fragmenta la vida en segundos y su alma envejece, y lo alcanza una muerte anticipada.´´
El sol reflexionó sobre la frase durante un largo rato. Recordó a la serpiente que, ignorando el tiempo, la vida y la muerte, danzaba sin remordimiento.
El sol, a su vez comenzó, a danzar alegremente, tal como la serpiente. Se olvidó completamente de emitir luz y calor a sus planetas, provocando así que la tierra, el viejo desierto y la despreocupada serpiente, murieran antes de tiempo.
El universo observaba lo ocurrido. Se dirigió con tono fuerte al sol, que al ver las consecuencias de sus actos, cesó la danza.
—Has malinterpretado lo que cité: Ignorar el tiempo no significa olvidar la vida en danzas. Por tu irreverencia, a partir de ahora contaré descendentemente la hora de tu muerte hasta llegar a cero.
El universo comenzó a contar, segundo por segundo, la llegada de la muerte del sol y no había siquiera llegado a cero, cuando el sol ya había muerto. Y así, verificó su teoría.
viernes, 4 de diciembre de 2009
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