sábado, 8 de noviembre de 2025

::::::::::sweet * sixteen::::::


Pues sí, hoy es el bloguiversario número dieciséis de este espacio. Increíble, ¿verdad? A mí, por lo menos me lo parece. Cuando arrancamos él y yo hace más de una década y media no me planteé hasta dónde llegaríamos y cada año que celebramos un nuevo aniversario juntos, me vuelvo a sorprender. Es mi relación de pareja más duradera, sin la menor duda, y la más estable.

En realidad no es estrictamente una relación de pareja, sino que es un puente para comunicarme con otres allá afuera, conocides y desconocides, más o menos querides, y fortalecer vínculos, crear nuevos o despedirme, también, a veces. 

Como le he dicho a más de un paseante que se ha detenido a comentar algo en el blog, este espacio adquiere su sentido pleno cuando el puente se cruza y se establece la conexión. Gracias mil por los incontables vínculos que se han hecho a lo largo de 3,295 entradas, contando esta.

El blog también hace de puente hacia mi propio espacio interno y me brinda la posibilidad de procesar, mediante palabras e imágenes, lo que de otro modo se quedaría entre azul y buenas noches y, quizás, lastimándome. La sensación de no tener que rendirle cuentas a nadie junto con la responsabilidad para quienes me leen redunda en un equilibrio sanador continuado. 

Qué más podría pedirle a este espacio...

En modo celebratorio, dejo unas imágenes de mi caminata matutina más reciente por La Arboleda, hoy que publico la entrada desde la CDMX, a la que yo sigo llamando DF:

lagartija mimetizada

zanate en moringa

rosa y botón de rosa

passiflora silvestre y botones

2 objetos voladores identificados

últimos cempasúchiles campestres

otra rosa y otro botón de rosa

mis efímeras huellas


lunes, 3 de noviembre de 2025

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


Cada momento de la vida contiene en sí una pequeña muerte. La vida misma nos ofrece muchas oportunidades para echar un vistazo a la muerte. Hoy en día, la mayoría de la gente está demasiado distraída, y solo unos cuantos hacen un esfuerzo para verdaderamente aprovechar estas oportunidades. Sin embargo, hay una manera de relacionarte con las pequeñas muertes en la vida cotidiana que te puede ayudar a prepararte para la muerte del cuerpo al final de esta vida. 

Todo lo que necesitas hacer es simplemente notar que hay un final en todo lo que haces y en cada momento: en una relación, un matrimonio, una forma de vida, o incluso una taza de café que está casi vacía. 

En varios sentidos, este método podría sonar demasiado simple para ser verdaderamente efectivo. Sin embargo, la conciencia 
simple misma es la clave para entender que la muerte es parte de cada momento de la vida. 

Aprende cómo estar consciente sin sentir que siempre tienes que hacer algo. Todo lo que tienes que hacer es notar. 

Irónicamente, los cambios y finales que experimentamos en la vida suelen traer más bien que daño. No obstante, tendemos a crear grandes dramas a propósito de todo, especialmente a propósito de los cambios que etiquetamos como "malos". 

Por lo tanto, aprende a disfrutar y apreciar la vida en lugar de sentirte triste sobre cosas que están completamente fuera de tu control. 


efímera otoñal


Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Día de Muertos 11


Este año la ofrenda huele a cempasúchil y a pimiento asado y a nuez, a garbanzo y a melaza de granada, a berenjena y a ajo, y a limón y a pistache y a miel. Los cerillitos no tienen perfume, pero su color guinda contrasta con el amarillo anaranjado de las flores de muertos. Se mezclan los aromas de mi tierra, aunque nos faltó el copal, y los de la tierra palestina: a su gente, a sus muertos, está dedicada este ofrenda que pusimos Frida y yo, preparando todo durante más o menos 12 horas. 

Un río desierto, agua y arena, la sostine en la forma de un rebozo de seda cruda color rosa mexicano que me regaló mi abuela Rosa hace un par de vidas cuando menos. Sobre ello está la ofrenda de luz, en forma de una vela de pan de muerto y 2 de cempasúchil. Hay agua y sal, claro. Y croquetas para mi Ñaña que siempre está y siempre viene. Y hay juguetes varios: un silbato en forma de torito, tres carritos, incluyendo una combi amarilla de tracción, y una muñeca de trapo con trenzas con lazos de colores. Son tantes les niñes palestines asesinades.

Hay caracoles porque Palestina también es mar y hay un representante del olivo, como tantas que la ocupación israelí ha asesinado desde hace tantos años: en una lata de aceitunas negras se yergue una violeta que planté hace unos meses. Y hay una casita, como las miles de casas destruidas durante la ocupación y el genocidio. Y una calabaza sonriente y una muerte novia. Y un bodhisattva, porque siempre están para ayudar si los llamas. 

Hay tunas e higos: frutas del desierto. Y hay papel picado con diseño de kufiya, que diseñó Frida y lo remató con sandías. Y una rebanada de sandía, artesanía mexicana de madera, verde, blanca, roja y con semillas negras se yergue al centro de la ofrenda. En un plato escribimos nombres de mártires, en representación de todos los mártires.

Y les cocinamos. Yo es la primera vez que cocino exprofeso para los muertos que vendrán de visita. Fue fuerte: una mezcla de gozo y lágrimas. Hicimos babaganoush, y hummus, y muhammara. Y compramos dulces porque no los sabemos hacer: dedos de novia, graibes y un nido de pistache. Y Frida puso semillas para simbolizar la tierra.

Y el proceso todo duele y cura y hermana y acompaña. Como dijo mi amiga Joana a propósito de una foto en feisbuc: "Es de una solemnidad que llega al fondo del alma".

Gracias, Fri, por hacerlo juntas, por regar y alimentar mi conciencia.