martes, 31 de enero de 2023

Pequeño brindis de despedida

 

Ella: Here's to adventure and trips and shaking off the dust!

[Salud, con vasos de agua: de mala suerte, dicen.]

Yo: Here's to friendship and reunions and new-found love!

Ella: Oops, there's me always forgetting the most important...

Yo: [I can do it for the both of us, of course...]

[Salud, con vasos de agua: de mala suerte, dicen.]


El chiste [sadly] se cuenta solo, como dice mi amiga Ma. G.


lunes, 30 de enero de 2023

Certainty

the quality or state of being certain especially on the basis of evidence

(Dictionary by Merriam-Webster)


  • Hoy toca soltar el hilo invisible that I was not asked to hold.
  • Hoy toca distanciarme and honor my need for space.
  • It's time to let go de lo que me hubiera gustado que fuera and accept what is, quizá ni siquiera amistad, which is ultimately what hurts the most.
  • Hoy toca llorar y keep myself company.
  • It's time to honor silence y seguir buscando la compañía que sueño.
  • It's time to forgive myself por todas las veces en que he sentido que soy muy poco o que soy demasiado.
  • It's time to honor my honesty, my fearlessness, my power y mi vocación de amar.
  • Hoy toca aceptarme radicalmente, double chin included.
  • Hoy toca soltar los juicios and dare to be with the raw experience.
  • It's time to do it sin ti.
  • It's time to figure out si una amistad es posible (o no).
  • Hoy toca comer miel de maple and just eat maple syrup.
  • It's time to dejar de sentirme usada, stop using others.
  • Hoy toca vivir el rechazo as a beginning.
  • It's time to grieve past anger.
  • It's time to amar sin apego.
  • It's time of helado de menta con chispas. 

domingo, 29 de enero de 2023

dos claroscuros

 



Y una cita de Leonard Cohen:

There is a crack in everything.          Hay una grieta en todo.
That's how the light gets in.            Así es como entra la luz.

En un día raro como es hoy. Un día en que intento esperar lo mejor y prepararme para la peor. Y en que el corazón se me encoge en el pecho a cada rato, esperando las 2.

Que sea lo mejor, pues, para ambas.


sábado, 28 de enero de 2023

Invitado: Karmapa 17

 

Relaciones en ausencia de apego 


El deseo de acercarnos o alejarnos de lo que percibimos a nuestro alrededor es una fuerza grande en nuestras relaciones. En lugar de relajarnos y apreciar a la otra persona, emprendemos una lucha constante para obtener lo que queremos de ellas y evitar lo que no queremos. Por esa razón, con el fin de construir relaciones sanas, necesitamos lidiar con nuestro apego, así como con nuestra aversión. 

Podría ser útil empezar examinando nuestras suposiciones sobre el apego y también sobre el no apego. La sabiduría convencional lleva a muchas personas a cuestionarse si las relaciones sin apego son siquiera posibles o no. He escuchado a algunas personas decir que si no hubiera apego, no tendrían relaciones cercanas. La gente trata de inducir apego en los demás como una base para iniciar una relación con ellos. Esgrimen el apego como un gancho, intentando tirar de la gente hacia ellos y, literalmente, engancharlos. 

Si se te hace difícil imaginarte cómo podría existir una relación cálida y sana en ausencia de apego, esto apunta a una confusión entre estar desapegado y estar libre de apego. El desapego es muy diferente del no apego. El desapego sugiere un sentimiento de indiferencia. En contraste, cuando hay una ausencia de apego, los sentimientos sanos tienen mucho espacio para florecer. Esto es porque el apego ocasiona que estés totalmente consumido por algo o alguien.


en algún lugar de la Escandón...

















Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

jueves, 26 de enero de 2023

Hace un mes

 











  • unas formas vegetales de otro mundo, junto a la catedral
  • una mascarilla color kaki y unos ojos tristes, claros 
  • un reencuentro
  • el inicio de la intimidad
  • un viaje de casi 24 horas
  • una desmañanada
  • esa plática interminable
  • la primera caminata
  • una acuarela y unos poemas inspirados en los poemas de las primeras monjas budistas
  • la promesa de otro regalo
  • una sonrisa, dos
  • las primeras carcajadas
  • una siesta con la puerta cerrada, sin aviso
  • un backpack nuevo, también color kaki
  • a nice lady
  • Antuanito, claro
  • una Khandro
  • el inicio de la aventura
  • un par de retratos, con permiso
  • el desayuno en una lonchería del centro







miércoles, 25 de enero de 2023

Breve encuentro inesperado

Llegas con Staci a la Ciudad de México, a un espacio muy lindo en la Escandón, frontera con la Condesa. Te acuerdas de tu tía Angelita, en cuyo departamento de la calle Prosperidad celebraron tantos días de Reyes. (Unos días después encontrarás la calle, aunque no su edificio.) Se ilumina en tu memoria el vestíbulo de entrada a su casa, con pisos de madera y un perchero enorme para abrigos, chaquetas, quizá algún sombrero. En casa de tus abuelos, te parece, había otra igual. Quizá hechos por el amigo carpintero de tus abuelos, también exiliado en México. (¿Manolo el Mazarico?)

Salen a caminar, en pos de un restorán japonés que les recomendó su anfitriona. Llegan al Parque México. (Qué bonito que es.) Se han perdido un poco. Buscan la calle Iztaccíhuatl, pero se les resiste. Y si le pregunto a alguien, piensas. Y te acercas al primer individuo que se te cruza. Un hombre alto, acompañado de una mujer y, quizás, de un perro. (Eso ya no es tan claro.)


—Disculpa, ¿sabes dónde está la calle Iztaccíhuatl?

—Ni idea. Lo siento... ¿Oye, no eres tú la hermana de Román Iglesias?

—(Súpersorprendida) Sí... ¿Quién eres tú?

—Fulano de Tal. De una generación abajo. Mi prima era tu compañera.

—Claro (asiento pensando en una amiga querida de la secundaria/prepa).


Nos despedimos y cada quien sigue su camino. Nunca me habían llamado la hermana de mi hermano, le comento a Staci. Un momento extraño, pero no exento de magia. Cruzamos una calle y un letrero nos dirige a Iztaccíhuatl. Encontramos nuestro destino (el primero de varios).


aparador en las inmediaciones del parque

lunes, 23 de enero de 2023

Incertidumbre

Ahora sí encuentro título. Y supongo que no debería de sorprenderme que la RAE defina "incertidumbre" como "falta de certidumbre", ¿verdad? Y "certidumbre", como "certeza", que a su vez, es el "conocimiento seguro y claro de algo" o bien la "firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar".

En mi historia de vida, la certidumbre ha sido casi siempre algo que se me escapa entre las manos, como la arena seca en el puño a unos pasos del mar, como el agua si intentamos retenerla entre los dedos, o como una nube que pasa cambiando de forma por el cielo. Esta falta de certeza se ha manifestado sobre todo, claro, en el ámbito de las relaciones personales.

De niña siempre tuve la duda de si mi mamá me quería o no. 

A veces parecía que sí. Y entonces yo sentía que el pecho se me hacía enorme y le sobraba espacio a mi corazón. Pero al día siguiente, o en la tarde misma de un día dado, parecía que no. Y entonces el pecho se me encogía todo y el corazón apenas tenía lugar para latir, casi intentaba refugiarse en la garganta. Mi mamá se podía ofrecer amorosamente un instante y retirarse por completo al siguiente, dejándome en la inopia total sobre su amor. Siempre con el terror de errar. Siempre preguntándome qué había hecho para merecerlo todo y, lo peor, qué había hecho (o dejado de hacer) para perderlo todo.

Nunca encontré la respuesta.

Los años de terapia y de meditación me han mostrado que no era ni mi culpa ni mi responsabilidad. Que no se trataba de mí, ni de mi capacidad para amar o ser amada. Esta interacción y la falta de ese conocimiento seguro y claro provenían de las vivencias traumáticas que mi mamá tuvo desde su más temprana infancia y que nunca sanó, probablemente ni siquiera pudo asumir.

Recuerdo cuando de recién casada, o cuando empecé a vivir con Adrián unos meses antes de la boda, de pronto le preguntaba si me quería, si me amaba. Y él solo me miraba, en silencio, con ojos cargados de cariño: la respuesta era obvia. Entonces yo le decía: Just checking, asumiendo que el miedo y la duda eran míos. Él honraba mi necesidad de verificar, que tampoco le era ajena, y para ambos el miedo y la duda se despejaron bastante, durante bastante tiempo.

Pero las cicatrices y el impulso infantil por componer la situación también perduran. La angustia de saber si me inventé las señales que creo que alguien me manda o si hay algo "real" de fondo de pronto me tortura de nueva cuenta, pero su presencia es menos apabullante, más manejable. Eso sí, mi particular colección de personas (amigos, amigas, parejas, exes de todo tipo) incluye mucho más de una con quien he revivido (con mayor o menor conciencia) la incertidumbre de la relación con mi mamá. Personas cuya presencia podía ser total y cuyo distanciamiento al momento siguiente también podía ser total. L y B son dos de los ejemplos que más destacan en mi memoria. R y R también andarían por ahí en la misma colección.

Hoy la vida me vuelve a poner en el camino la oportunidad de trabajar con el mismo tema, el deseo. Pienso en mi maestro, claro, y hago la aspiración de encontrar el punto medio, momentáneo pero estable, entre el azote y la indiferencia. El punto medio donde el amor sin apego es posible.

siempre un regalo el geranio en el balcón de doña Pina


















viernes, 20 de enero de 2023


te extraño

un hueco se abre

(parece)

en el corazón

(parece)

no eres tú el hueco 

no soy yo el hueco 

es el apego

que de amor se viste

y me hace creer que

te extraño


jueves, 19 de enero de 2023

Sin título 4









Salgo a caminar por el condominio en la mañana, bastante temprano, más de tres semanas desde la última vez. Y el mundo se me presenta nuevo. Fresco. Como si lo viera por primera vez.

Así es siempre, dicen las enseñanzas del Buda, pero cómo se nos olvida. Cómo nos ponemos a proyectar, filtrando a través de nuestras propias historias, en vez de percibir directamente.









Me encuentro aves de panza amarilla, cuyo nombre desconozco. (Solo sé que no son Primaveras). Graznan. Vuelan. Se alebrestan. Y alguna posa junto a las vainas secas de la moringa.


Staci me preguntó hace unos día cómo se sentían las cosas después del viaje que hicimos juntas. Que si estar de nuevo en casa se sentía diferente. Y aún lo contemplo. Aún no puedo poner títulos. Estoy redescubriendo: el entorno y a mí misma dentro (o fuera) de él. Siento que no soy la misma (nunca lo somos, pero no solemos darnos cuenta). Que mis ojos y mi piel viven la vida de un modo sutilmente distinto. Quizá más feliz. Más espacioso. Y se cuelan, también, miedos viejos. Expectativas viejas. Todavía.

Antier, en mi primera sesión de orientación pastoral (pastoral counselling), un espacio para examinar mi vida a través de una lente psicoespiritual, Tom, mi terapeuta/asesor, y yo hablamos del deseo y de cómo llevar a cabo la práctica de soltar estando en este reino. Mi intención, al final de la sesión, fue estar en sintonía con mi cuerpo, mis sensaciones/emociones y pensamientos y desde ahí abrir un espacio para soltar los patrones viejos, las expectativas y los miedos. Easier said than done. Pero ahí vamos.










En el camino de hoy, me encuentro golondrinas tomando el sol. Al son de una sirena, todas emprenden el vuelo, pero a mi cámara no le da tiempo de capturar ese momento de liberación. Quizá tengo que soltar el anhelo de capturar.












Sigo caminando y me asomo por la barda que da al súper, segura de que la araña que había hecho ahí su telaraña, junto a la pared, ya no debe estar. Pero está: otra sorpresa. Es mucho más longeva de lo que pensé. O no ha pasado tanto tiempo. 










Y la Passiflora biflora renace en la barda, a pesar del encono con que el jardinero intentó acabar con toda manifestación de vida que asomara entre las piedras. Ojalá alcance a florear antes de que alguien la vea como enemiga.









Cuando despierto, después de una noche inquieta, una voz me dice: El amor no duele; lo que duele es el apego. Contemplo la enseñanza y noto cómo coqueteo entre la atracción del dolor, el patrón viejo, y la posibilidad de la liberación, la conexión con el espacio a través de la conciencia momentánea presente. Ojalá no se me olvide. Ojalá recuerde que tengo la opción de elegir en cada instante.


martes, 17 de enero de 2023

Untitled 3

for Staci, who was there


I guess a possible title for this blog post  could be "The Gift of the Magi", as in that old O. Henry story. But I am still not sure.

Probably for the first time, I have begun to  understand why some artists, namely painters, resort to what I had previously thought of as the most unimaginative strategy in the world: naming your piece "Untitled".

Naming your piece "Untitled" does not necessarily equate to throwing your kid out into the world without a name, as some people say. I have just discovered that naming a post "Untitled" (Sin título, in Spanish) is acknowledging that something is still in the works: an idea, an emotion, a connection, a sentence, a wish. 

Naming my piece(s) "Untitled" is a way of honouring the space that an experience —a trip, a loving reunion, a sigh— has opened up inside me, around me, above & below me,  and whose implications I cannot yet fully fathom . 




In the meantime, I can go back to the Magi who waved at me  on a small street in Oaxaca city 11 days ago, on January the 6th. Staci and I were coming back "home", under this mysterious Oaxacan moon, after sharing a big cup of traditional Oaxacan chocolate and  one of our endless chin wags. And, of course, we turned left when we should have turned right (story of our life in Oaxaca) and then, on the other side of the street, I saw them: the Three Wise Men from the East, getting ready to bring gifts to the children, with their animals tied up on top of an old car. My inner girl was elated. "I knew they were real. I knew it", she kept repeating. Staci smiled. We walked some more steps and then retraced our path. The Magi were still standing on the street. Their mounts were still on top of the car. They waved again to us. I smiled, inside and out. My little girl was beaming and she was not alone. A gift of the Magi. No doubt. 

And they still managed to manifest another couple of gifts some days later back "home" in Cuernavaca: a cloud in the bottom of a tiny clay bowl and a pair of playful rabbits aiming for the moon. 

Who can ask for more?


domingo, 15 de enero de 2023

Invitado: Naropa

 

Samsara


La mente, engañada por la apariencia del samsara,
Ve los defectos de los demás con los sentidos.
Está oscurecida por la prisión del samsara;
Se vuelve intolerable por el fuego del samsara;
Está atrapada en la telaraña del samsara;
Está atorada en samsara como la abeja en el néctar;
Está encerrada en samsara como un gusano de seda en un capullo.
No hay sustancia en el árbol hueco del samsara.
Samsara es como el reflejo de la luna en el agua,
Carente de esencia;
Samsara es como un animal que persigue un espejismo;
Quien desea samsara cae en un pozo.
Samsara es como estar atrapado en las fauces de un cocodrilo;
Samsara es como vagar en la tierra de los rakshas;
Samsara es como una serpiente venenosa que destruye a quien sea que la vea o la toque;
Samsara está rodeado por el precipicio del karma;
Samsara es como una ola en el agua, o niebla;
Samsara está atado por el lazo del karma;
Samsara está comprometido por el sello del karma;
Samsara es la densidad de la oscuridad;
Samsara es el lodo profundo de los tres venenos;
Samsara es la danza de la impermenencia;
Samsara es el hechizo de esta vida;
Samsara es la sombra del nacimiento y la muerte;
Samsara es un cazador despiadado;
Samsara está agarrado por el perro de la muerte;
Samsara es un campo vasto y triste de aferramiento y fijación;
Samsara es el caballo galopante de los ocho dharmas mundanos;
Samsara está atrapado por el gancho de hierro del deseo;
¿Por qué no habría de buscar al Lama
Mientras tengo este precioso cuerpo impermanente?


de noche en Oaxaca











Original en inglés y fuente, aquí. Traducción al español e imagen, mías.


sábado, 14 de enero de 2023

Sin título 2




Sí, en la calle de Tepeji, en el número 22, en la Roma Sur. Entre Monterrey y Tonalá. Enfrente del número 21, la casa donde vivió Alfonso Cuarón de niño.

Sin proponérselo casi, llegaste allí con Staci, en una especie de búsqueda sin razón. Ambas habían visto la peli: ella, con su hija y una mujer mayor, allá en Saskatchewan, a la mitad de Canadá, en un club de cine asociado a una iglesia. Tú, en la Cineteca Nacional con Santiago y Pilar.

Más de 4 años después de su lanzamiento, un hilo invisible les propuso ir a buscar el lugar donde se había filmado. Porque sí. Se te cuela en la memoria la imagen de una exalumna joven, muy joven, aspirante a actriz, que se sacó una foto en ese mismo sitio.

Ya no recuerdas a quién se le ocurrió la idea, si a ti o a Staci Quizá a ambas. Por qué no. El airbnb estaba en la Escandón, pegadito a la Condesa y de ahí a la Roma Sur no quedaba nada. Tú sin smartphone; ella, sin poder usar el suyo. Y una trozo arrancado de una antigua Guía Roji que les prestó su anfitriona las llevó hasta el sitio. Tú leíste el mapa casi con los dedos (la vista no te ayudó demasiado). Y el hilo invisible las condujo. Porque sí. 

Cuando ya estabas segura de que estaban cerca, a unos cuantos pasos, te entró una emoción inexplicable. Staci la compartía. Una cuadra solo de Tepeji entre Monterrey y Tonalá. ¿Qué significó llegar a la casa donde se filmó Roma? te preguntas hoy. Who knows: una culminación extraña o una anticulminación de un no proyecto. 

Sacaron algunas fotos (¿cómo no?) y compartieron la sutil frustración de no poder ver a través de los cristales translúcidos del garaje de Tepeji 22. Pero habían llegado hasta allí. Al final, recorrieron el resto de la cuadra hasta la siguiente esquina donde las esperaba un colorín con flores y con algunos frijolitos rojos de la suerte en la banqueta. Recogiste uno para ella y uno para ti.




viernes, 13 de enero de 2023

Recordatorio


Hace muchos años, serán alrededor de 15 durante una estancia en Seattle, consulté a mi maestro, Dzogchen Ponlop Rinpoché, sobre mi tema predilecto: las relaciones (de pareja, de amistad, de familia...). En ese momento quería huir del caos y descontrol que siempre han despertado a mi alrededor Quería que él me enviara a una cueva, o algún otro lugar remoto o escondido, con instrucciones que me permitieran prescindir de las mentadas relaciones. Pero su respuesta fue que, como habitante del reino del deseo (uno de los tres reinos del samsara), me tocaba seguir trabajando el tema. Así que nada de cueva ni de retiro ni de huida. A seguir chambeándole con el deseo.

En ese entonces, andaba coqueteando, por decirlo de algún modo, yendo y viniendo pues, con otro discípulo suyo, de cuyo nombre no es preciso acordarme. El susodicho me había visitado en México y yo le estaba devolviendo la visita. Cuando él planeaba una segunda visita acá, mi maestro intervino indicándole que se quedara donde estaba, o sea, que no viajara, que no viniera verme, que no se moviera.

Yo me quedé helada cuando me lo contó. ¿Cómo había acabado mi maestro espiritual en mitad de mis asuntos emocionales?, me pregunté. No entendía. Y sí entendía, un poco. Empezaba a vislumbrar que mi camino espiritual no está separado del resto de mi vida, que mi vida está entretejida con mi camino espiritual y, a medida que sigo avanzando, se van acercando cada vez más. Que al final no hay diferencia entre ambos: son el mismo camino en realidad.

Pero entonces me quedaba muy poco claro. Y entonces le escribí a Ponlop Rinpoché para tratar de aclarar lo que estaba sucediendo, lo que me estaba sucediendo. Y me contestó, amoroso y compasivo. Me dijo que sus instrucciones para el susodicho no tenían que ver conmigo, que simplemente no parecía ser un buen momento para un encuentro entre nosotros.

Yo no acababa de entender. Me sentía confundida y un pelín enojada. Pero acepté sus palabras y las empecé a contemplar. Confiaba —eso sí que estaba claro— en él, en mi maestro, en que sus acciones se basan siempre en su intención de ayudarnos a trascender el sufrimiento y alcanzar la felicidad duradera. Cerraba su carta con unas palabras precisas y gentiles, instrucciones sobre cómo relacionarme/nos con los/las demás: 


We should practice open, relaxed and loving relationships and make the aspiration that through the relationship we may transcend our habitual pattern of relating with family and friends.

*

Debemos practicar relaciones abiertas, relajadas y amorosas y hacer la aspiración de que a través de la relación podamos trascender nuestro patrón habitual para relacionarnos con la familia y los amigos.


Hoy sigo deambulando, claro, en el reino del deseo. Hoy, como siempre, como tantas veces, tengo nuevas oportunidades para recordar y llevar a la práctica las instrucciones de mi maestro. Hoy sigo intentando trascender los patrones neuróticos que tanto sufrimiento me han causado y que tanto sufrimiento me han hecho causar. Hoy trato de amar de una manera diferente, más espaciosa, con menos apego.

Quizás, como ese corazón de cielo que una nube pasajera me mostró en la azotea de una casa de la colonia Escandón, esquina con la Condesa, hace poco más de una semana:







jueves, 12 de enero de 2023

Sin título 1





Estoy en casa. (Creo.) Me desayuno un pan tostado con mantequilla y miel de maple. Pienso en Staci, que no come pan y que me trajo el jarabe de maple de Canadá. Y no sé qué título ponerle a esta entrada. 

En la radio, escucho música clásica de un compositor ruso: termina el tiempo de El Coleccionista . Es jueves y sigo aterrizando después de un viaje en apariencia cercano (Cuernavaca misma, Tepoztlán, Ciudad de México, Oaxaca) y tan profundo que no sé qué título ponerle a esta entrada.

Le mando un mensaje por feisbuc a Staci, que lleva más de 30 horas de viaje de regreso a casa. Incluyo la imagen de una pluma azul de un ave desconocida. Porque sí. Ella dice que le gusta.

Cuando termina la música de Glinka, busco a Macu en yutub y pongo sus "Tejados". Busco apapacho. 

Antes de todo esto, poco después de levantarme, cambié el mantel de la mesa del comedor porque anoche se nos cayó el ponche sobre el de cuadritos de colores. Elijo el rojo que heredé quién sabe cuándo de mi tía Olga. Pero lo pongo del revés. Igual que hice con la carpetita bordada en anaranjado, con técnica de pepenado, que compré con Evelyn en Pachuca (creo) hace dos mil años. Porque el revés cuenta otra historia: la historia profunda de la creación, de la imaginación, del trenzado/tejido/bordado de los hilos. Y tiene una vida propia. Una vida intrincada, más profunda, más mágica, que no puede apreciarse (a veces, ni intuirse) en la perfección del derecho. Así como el espacio no se cuela en los números pares que tienen una mitad exacta. 

Y algunos títulos posibles para esta entrada podrían ser "Amistad" (creo que vendría siendo la número 26), "Amor", "Conexión", "Historias del revés", "Aventura a dos voces", "Fantasía(s)", "Reencuentro". Pero aún no sé qué título ponerle.








Y en mi balcón, florecen unas Bolsitas de Judas

que se colaron con el Amorcito que me regaló mi comadre.