La Real Academia establece la etimología del término "retrato" y lo define de diferentes maneras, entre las cuales hoy escojo una, para la cual el diccionario proporciona, además, varios sinónimos:
m. Pintura o efigie principalmente de una persona.
En la casa de mis papás, de mi abuela Rosa, de mi tía Olga, y de mis abuelos paternos había varios retratos. Además de las fotografía, había retratos pintados por artistas más o menos famosos y yo crecí entre ellos, reconociéndolos como parte de mi familia, pues representaban gente con la que conviví, gente que me tocó conocer enferma o gente que no conocí porque murieron antes de mi tiempo.
Esto salió a colación en mi mente porque, ayer, Día del Niño en México, se me ocurrió poner como perfil temporal de facebook una foto que tomé de un retrato a lápiz que me hizo a mi de bebé la retratista más o menos oficial de mi familia materna. Aquí el dibujo, que no cuenta con firma, así que no puedo comprobar su autoría:
Mis papás siempre me dijeron que este retrato lo había pintado Angelina, una amiga de mi abuelo Óscar, el papá de mi mamá, y por extensión, amiga de la familia. Mi papá le mandó poner un marco dorado y no me acuerdo cuándo me lo dio. Angelina también pintó a mi abuelo en su despacho, cuadro que presidía la sala en la casa de Cuernavaca, donde él estuvo postrado en cama 9 años y donde murió. Aparecía de pie, recargado en un librero, quizás, con un saco café que parecía de gamuza y creo que con un puro en la mano.
A su primera esposa, mi abuela Adela, la pintó Angelina sentada en un sillón con brazos de madera y con un vestido azul con lunares blancos, como empezaba a verse su pelo. Ese retrato presidía el pasillo del piso de arriba del departamento de mis papás en la colonia Narvarte, en un hueco hecho ex profeso en el librero que recorría todo ese pasillo, entre las habitaciones. Yo platicaba con ella, que me escuchaba tranquila. Le contaba cómo estaba enamorada de mi maestro de francés, un tal Olivier Southgate. No me respondía nada, pero yo me sentía acompañada.
A mis papás también les hizo Angelina sendos retratos a lápiz, que estaban enmarcados con una marialuisa verde y colgados juntos. Manuel, el famoso "tío" Manuel, les decía "los monstruitos" porque no eran muy favorecedores.
No recuerdo que Angelina retratara a mi abuela Rosa, la segunda esposa de mi abuelo Óscar, ni a mi hermano. La pintora murió cuando él tenía 5 años y yo 6; yo la recuerdo como se recuerda a un fantasma, entre brumas. Recuerdo más a su discípula y amiga, Vita Castro, chaparrita, de pelo violeta y voz ronca, que me hizo un retrato a mis 16 años. Esta pintura la rescató mi tía Marisa de la casa de mi papá en Chimal antes de que mi hermano la vendiera con todo y lo que había adentro, y me lo dio. El pobre vive abajo de mi cama porque no me gusta mucho. En casa de mi papá dicen que presidía el comedor.
Y no solo retratos pintó Angelina, sino muchos otros cuadros y grabados, que mi hermano vendió cuando los heredó tras la muerte de mi mamá. A la entrada del departamento de Uxmal, había un paisaje al óleo enorme, pintado desde la carretera entre Cuernavaca y Ciudad de México. El gran protagonista era el volcán Popocatépetl que dicen que mi abuelo le pidió a Angelina que incluyera en la composición, aunque en ese punto de la carretera no se podía ver. (Cualquier parecido con los mecanismos de defensa de mi familia es una mera coincidencia.)
Cuando cumplí 18, o algún otro hito más o menos importante, mis papás me regalaron una acuarela que Angelina había pintado en Prats de Molló en la Occitania francesa (yo siempre pensé que era Cataluña pero google me ha sacado de mi error...). Mi papá La mandó enmarcar (en Marcos Rey, su enmarcador de confianza) con un marco dorado y una marialuisa de terciopelo azul. Creo que más adelante la reenmarqué con algo menos cargado. Cuando iba a nacer Santiago, su papá y yo dejamos este cuadro junto con un grabado de Miró (regalo paterno para otro hito de mi vida) como garantía de pago del parto y por poco no nos los devuelven. Al final tuvimos que venderlos o rifarlos (no me acuerdo bien) y, además, recurrimos también a otro cuadro pequeño de Angelina, una acuarela de unas flores dedicado a Adela, mi abuela, que compró mi amiga Laura E.
Y, así, me quedé sin cuadros de Angelina, salvo mi retrato que, para todos los fines, lo pintó "Anónimo".
Quien para mí era simplemente Angelina, amiga de la casa, fue también la primera esposa de Diego Rivera, con quien tuvo el único hijo varón del pintor, que murió de bebé en su casa sin calefacción en el París de la Primera Guerra. Angelina, nacida en San Petersburgo en 1879, firmaba como Angelina Beloff (aunque la forma oficial de su apellido debió haber sido Belova, pues era mujer, me explicaron mis papás) y murió en la Ciudad de México 90 años después. Desarrolló su obra principal en nuestro país adonde llegó en los años treinta, tras su gran amor, sentimiento que acabó convirtiéndose en amor por México. Su relación con Diego acabó en divorcio y su relación con el país duró hasta su muerte. Elena Poniatowska escribió una novela epistolar para mostrar esta historia de amor y desamor entre Angelina y el muralista. Mis papás decían que le hacía muy poco favor a Angelina, que forjó toda una vida más allá de Diego. Yo tiendo a creerles.
Así el hilo del pensamiento a partir de mi efigie infantil. Curiosa la mente de una.
(Si a alguien le interesa saber un poco más de la pintora rusa, aquí y acá puede leer un poco más.)