viernes, 20 de diciembre de 2019

un aparador 2




Puede contener también la Navidad. No sé por qué ahora con mayúscula. Será porque estoy lejos de casa. Porque será la segunda vez en la vida de Santiago que no la pasamos juntos. Aunque no sea mi celebración favorita (más bien me gusta poco), a la distancia de quienes quiero, se siente con más intensidad. Quizá sea solo la intensidad de la ausencia. Saber que no vamos a ver juntos la última peli de Star Wars en el cine VIP de Cinépolis. Pero en cambio, me voy con amigos mexicanos cercanos que ahora están viviendo en Lyon, en el país vecino. Y lo que más se me antoja es dar y recibir abrazos, muchos abrazos y apapachos de navidad, de año nuevo, de amistad, de gusto.

Porque sí nomás. 

martes, 17 de diciembre de 2019

t i m i d e z


La cualidad de «tímido», por supuesto, según el DLE. Y de ese adjetivo, dice lo siguiente:

tímido, da

Del lat. timĭdus.

1. adj. Temerosomedrosoencogido y corto de ánimoU. t. c. s.

Yo no estoy muy de acuerdo con esta definición. Me parece que, por un lado, tiene un tono despectivo y, por el otro, se queda bastante corta.

Yo he sido tímida toda la vida. Incluso ahora, cuando no se me nota (tanto). Ser tímida ha significado cierta dosis de miedo, sí, pero ese mismo temor, producto de una diversidad de vivencias tempranas, más que dejarme un ánimo corto, me lo ha fortalecido. Más que dejarme encogida, me ha permitido expandirme.

Es cierto que muchas veces me da taquicardia antes de hacer una intervención en público, pero también soy capaz de montar una función ante mis alumnitos de secundaria (¡los extraño, chicos!). 

Y en Madrid, fuera de mi zona de confort (más de lo que me habría imaginado), he podido enfrentar (y sobreponerme) a la timidez. Una vez más. Quién diría que ir a por unos huevos rotos, en el bar de abajo de «casa» podría ser tan difícil (y tan gratificante).








Cuando supe que Ana, «mi anfitriona», se iba unos días a Florencia, me organicé para comer fuera una de los platos típicos de aquí: papas (patatas, más bien) fritas con huevos estrellados (o sea, fritos también) y rotos sobre las papas. Los había probado hace tres años y me encantaron. Eso sí, me costó pasar dos o tres veces delante de la puerta del bar, y dos viajes de ida y vuelta hasta la esquina, antes de decidirme a entrar, pedirme una caña (cerveza en vaso) y el plato en cuestión. Además, no llevaba ni libro y celular (móvil) no tengo, así que apechugar sentada en la barra acompañada de mi incomodidad y, luego, disfrutar del platillo que venía acompañado de catsup y una salsa naranja, un poco picante, deliciosa. (Luego supe que se trata de salsa brava). 


Al final me pedí un café con leche (todavía no aprendía lo del «cortado corto de café») y misión cumplida. Salí feliz: satisfecha con la comida y con la sensación de haber ganado una batalla, pequeña, pero una batalla al fin y al cabo.


Antes de volver a la calle (y al mundo) con una suerte de timidez triunfal, hice esta panorámica desde la barra del sitio:

jueves, 12 de diciembre de 2019

Invitado: Chogyam Trungpa Rinpoché


Sola, abierta, aprendiendo

Nos quedamos completamente solos: sin ayuda, sin simpatizantes, sin quien nos consuele. Es importante ver que el camino espiritual es un camino solitario. Nadie nos va consolar y nadie nos va a mostrar el camino. Por otro lado, cuando nos relacionamos más abiertamente, las situaciones externas vienen a nosotros, empezamos a aprender y recibimos impresiones de la situación tal como es.  



















Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

un fragmento


La Real Academia dice que es una parte pequeña de alguna cosa quebrada o dividida o bien, una parte extraída o conservada de una obra artística, literaria o musical. Se podría ampliar esta segunda acepción para decir que, en fotografía, se trata, sí, de una parte de algo que, a conciencia, se elige fotografiar en lugar de tomar el algo entero. Porque así conviene al ojo o al lente de la cámara, que juegan a componer una imagen donde ese trozo resalta por aquello que lo rodea y nos da la idea del todo, en una suerte de sinécdoque visual.

Todo este rollo para presentar esta foto de la que fuimos cómplices, otra vez,
mi camarita rosa 2 y yo.
En el Retiro, el sábado de sol, así se veía el Palacio de Cristal,
enmarcado por estos pinos enormes
e iluminado desde atrás,
según nos acercábamos desde el Palacio Velázquez.

Una preciosidad de estructura, que aún he de ver por dentro:



lunes, 9 de diciembre de 2019

el zopilote

ronda ese trozo de cielo azul
o rondan
igual son dos o tres

del otro lado del mar

un zopilote solo
no hace muerte
necesita compañía y las palabras de mi abuela rosa
para anunciar la cercanía de la parca

del otro lado del mar

entonces augurios
temidos siempre
los zopilotes

hoy cómplices recuerdos
alas negras sobre el cielo azul
rondando como quien ronda la vida sabiendo que ronda la muerte

de este lado del mar

                                                                                                                            









domingo, 8 de diciembre de 2019

el beso

















Paseamos Ana y yo por el Retiro. Hay bastante gente. Es puente y el día está espectacular. En el Palacio Velázquez, visitamos una exposición del italiano Mario Merz. Muchos hacemos fotos. Yo, del lugar, de las esculturas, de Ana de espaldas, cuando no se da cuenta. En uno de los espacios más pequeños, una mujer posa frente a una de las piezas. Su marido (pareja, novio o lo que sea) le sonríe mientras apunta la cámara en su dirección. Ella sonríe de vuelta. Se miran, como si el mundo a su alrededor no existiera. Cuando él ya ha sacado la foto, ella se acerca. Se besan en  los labios. Un instante. Todo el tiempo del mundo. Se marchan tomados de la mano, como si el mundo a su alrededor no existiera.
Seguimos paseando. 
Me gustaría, sí, ir de la mano con alguien.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Viaducto de Madrid




Ayer caminé al Hotel Kafka desde la Puerta del Sol, acompañada por mi amiga Joana, que vino de visita desde Barcelona. Bajamos por la Calle Mayor en busca de la Calle Bailén, donde tendríamos que girar a la izquierda. La Catedral de la Almudena resultó ser el hito preciso. (Y yo sigo mapeando esta ciudad, calle a calle, cuesta a cuesta.) Ya en Bailén pasamos por el Viaducto de Madrid (que yo conocía ya por alguna peli de Almodóvar, pero no ubicaba en el espacio) y sus mamparas transparentes: A prueba de accidentes y de suicidios. Pero no de reflejos y puestas de sol. Ni de farolas. Ni de luna.

Así la magia de otro atardecer en la capital.

lunes, 2 de diciembre de 2019

:d:e:s:e:n:f:o:c:a:r:


1. tr. Hacer perder el enfoque adecuado de una imagen o un asuntoU. t. c. intr. y c. prnl.

Dice la RAE.
Pero no dice que el enfoque inadecuado puede ser un acto de creación.
Que puede tener un efecto estético imprevisto.


Como lo que logró mi nueva camarita rosa cuando disparó en modo macro la calle de Fleming, regalándome esta imagen desenfocada, de un mundo madrileño paralelo:



domingo, 1 de diciembre de 2019

Llueve en Madrid



Lo sé por las gotas en el cristal de la ventana del despacho. Porque aquí la lluvia casi no hace ruido. O muy poco.

Cae silenciosa.

También es cierto que estoy en un sexto piso. Que los vidrios de las ventanas son dobles. Y entonces solo cuando el toldo, recogido en esta época, deja escurrir las gotas sobre el quicio, las escucho. Ahí se van juntando con unos golpecitos sordos que, al principio, no identificaba. Ahora empiezo a distinguirlos. A veces. Y me asomo por la ventana para verificar el fenómeno. La calle está tan lejos y la lluvia es tan fina, aun cuando está tupida, que no se oye caer sobre el pavimento.

Y entonces la palabra tropical adquiere un sentido más profundo .
Porque vengo del trópico y allá las tormentas son ampulosas, frondosas, exageradas. Espectaculares, vamos.
Y más cuando los truenos hacen retumbar las paredes de mi casa.