Del lat. mediev. fusibilis.
1. adj. Que puede fundirse.
2. m. Hilo o chapa metálica que se coloca en algunas partes de las instalaciones eléctricas, para que, cuando la corriente sea excesiva, la interrumpa fundiéndose.
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mi caja de luz con su switch en posición |
Yo sabía que algún día me pasaría y temía ese día.
Cuando se va la luz en mi casa, o sea cuando hay un corte de energía eléctrica, normalmente no me sucede solo a mí, sino que se queda sin luz todo el condominio y también el súper situado a nuestros pies, al otro lado de la barda. Cuando se va la luz, en el súper se enciende la planta eléctrica que provee el servicio de emergencia: tiene un motor a gasolina, supongo, porque echa un humo pestilente, y hace un ruido bastante espeluznante, pero que me hace saber que el problema no es solo mío. A veces, incluso, se va la luz en el súper pero no en el condominio. En menos ocasiones, se llega a ir la luz en el condimino, pero no en el súper. Entonces no hay planta que me avise nada.
Cuando eso sucede, es el bip intermitente del regulador donde están conectadas mi computadora de escritorio y el módem quien me confirma que en mi casa no hay luz, y yo temo ser la única. La mayoría de las veces, en los últimos 15 años por lo menos, no ha solido ser así.
Pero yo sabía que un día iba a pasar.
Así que cuando Yare anuncia que se fue la luz (cuando intentaba calentar su comida en el microondas) y no suena la planta del súper y, pasado un rato, el regulador no se calla, intento mantener la calma y seguir en la junta que tenemos Santiago, Yare, Frida y yo. La luz no vuelve. Entonces llamo a la caseta de los guardias en la entrada y me dice Leonel que sí, que sí tiene hay luz. Oh no, llegó el día. Le hablo a doña Pina, mi vecina de 95 años del primer piso para reconfirmar y escucho la tele a todo volumen y me dice: Sí hay luz, señora Adela, tengo prendida la tele. Reconfirmadísimo, pues.
Solo en mi casa no hay luz.
La última vez que esto pasó debo haber estado casi recién llegada al condominio, con Santiago niño. Recuerdo que entonces compré un candado para la caja de la luz, que tiene un switch (como le decimos en México, interruptor en España y suiche en Ecuador, Nicaragua, Puerto Rico y Venzuela, según la RAE) y una caja con fusibles y las laminillas que llevan dentro. Cuando contraté el servicio (que fue un calvario), dependía de la Compañía de Luz y Fuerza; ahora lo proporciona la Comisión Federal de Electricidad. Sé dónde tengo la llave de ese candado, muy cerca de los fusibles de repuesto, pero no sé qué más hacer.
Con llave y fusibles en mano, bajo con Santiago, logramos identificar mi caja, entre muchas otras de los otros departamentos, logro abrirla y ver los fusibles, pero nada más. Llamo a mi maestro electricista. No contesta. Frida llama a su papá. No contesta. Pero nos devuelve la llamada y nos da instrucciones precisas: bajen el switch, saquen los fusibles, vean si están quemados, cambien la laminilla de adentro o cambien todo el fusible.
No suena complicado.
Bajamos todos. Yare intenta sacar los fusibles, que estan sujetos por agarraderas arriba y abajo. A mano, imposible. Entonces, Frida saca el kit de adultez que su papá le regaló cuando se fue de la casa familiar y que no había tenido oportunidad de usar. (Una maletita con pinzas, linterna, mango de desarmador con varias cabezas y un sinfín de cosas más.)
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fusibles viejos |
Yare, que es muy hábil manualmente, saca los fusibles. Uno tiene la laminilla rota y ambos se ven bastante viejos, así que optamos por cambiarlos completos y luego subir el switch. Yare vuelve al depa para ver si la operación ha funcionado y triunfante grita: "¡Se logró!".
Qué sensación de contento. De triunfo. De trabajo en equipo. Como estas hormigas que grabé hace unos días en mi cocina:
Felices, decidimos ir todes juntes por un helado para celebrar que la aventura con fusibles ha tenido un final feliz. Frida comenta que le agradece a la vida por haberle enseñado qué hacer cuando se va la luz. Y yo agradezco haber estado con todes elles.
Mientras comemos el helado, comienza a llover y hay sol.
Recordamos también como a veces llueve sobre mojado y a veces llueve con sol.
Para Yare, Frida y Santiago, compañeros en el cambio de fusibles.