martes, 27 de mayo de 2025

r.o.m.p.e.c.a.b.e.z.a.s


Hace 2 sesiones, iniciamos nuestra práctica de escritura de los martes con una lista de juegos y pasatiempos::
  • rompecabezas
  • parkasé
  • continental
  • serpientes y escaleras
  • jenga
  • dominó
  • dixit
  • código secreto
  • turista
  • canasta
  • póquer
  • black jack
  • escondidillas
  • ninja
  • carreritas
  • el monstruo de la laguna verde
  • coleccionar timbres o monedas
  • dibujar
  • iluminar
  • flow
  • gato
  • timbiriche
  • me llamo-vengo.de-vendo-voy
  • adivinanzas
  • sopa de letras
  • crucigramas
  • sudoku
  • encuentra las diferencias
  • uno
  • cinco
  • brisca
  • tute
  • backgammon
  • damas chinas
Este ejercicio me llevó a un viaje de décadas a través de varios lugares, pero sobre todo a la casa de mis papás, o sea, el departamento de Uxmal, y a la casa de mi abuela Rosa en la calle Jalisco 222 antes 800 en Cuernavaca. El primer elemento, los rompecabezas (qué extraño me suena que en España les digan "puzles") estuvieron presentes en mi vida desde chica. Recuerdo dos pequeños y portátiles: uno tenía piezas de madera, no muchas, y juntas componían una escena de campo o de granja. Creo que  había una vaca. Cada pieza tenía pintado o pegado un fragmento de la escena. El otro venía en una caja de cartón circular y era la imagen estilizada de una especie de ave imaginaria. Yo tenía uno y mi hermano otro. Tampoco eran muchas piezas, pero estas eran más pequeñas. El rompecabezas también era circular una vez terminado. Los debemos haber armado y desarmado muuuuuuuuuuuuchas veces y por lo menos el segundo me siguió en mis primeras mudanzas pero después le perdí la pista.

No creo que en la casa de Cuernavaca armáramos muchos rompecabezas y no tengo con quién corroborar el recuerdo. En el depa de Uxmal, recuerdo alguna ocasión (quizás sea una mezcla de más de una) en que se puso una mesa entre la sala y el comedor (probablemente esa mesa cuadrada que se doblaba para guardar y se abría para usarla: era de madera y abierta estaba forrada de fieltro verde, como para jugar a las cartas) donde se dispusieron las piezas para ir armando el rompecabezas ahí mismo. Tengo algunas imágenes vagas de mi mamá pasando tiempo allí; la figura de mi papá no me queda tan clara y menos de la de mi hermano. Yo me veo a mí dedicándole algún momento de pasada. No tengo ni idea qué imagen contenía el rompecabezas. Esa mesa también la veo llena de libros cuando se conviritió la estación de estudio de mi mamá cuando concursó, supongo, por una plaza en la UNAM. 

Volví a los rompecabezas cuando Santiago era niño. Recuerdo uno de UNICEF, con piezas enormes que se armaba en el piso. Y no recuerdo muchos más. Ya en La Arboleda alguien me prestó uno enorme, de 1,000 piezas. Creo que era un cuadro de Rembrandt. Santiago y yo compramos unas tablas de triplay para armarlo encima y poder cambiarlo de lugar, pero fracasamos: lo regresamos a su caja y al dueño antes de terminarlo.

Hará un mes, me encontré, en un bazar de antigüedades que visité con una amiga que vino de visita a Cuerna y me compró ahí unos aretes muy bonitos de regalo de cumple, un rompecabezas de 500 piezas con una pintura desconocida para mí, de Remedios Varo, El paraíso de los gatos, de 1955 averigué en línea. Al principio pensé que se trataba de un cuadro hecho al estilo de la surrealista nada más, pero resultó que sí era su obra. Desde que lo vi me llamó mucho la atención, tanto la imagen, como el reto de volver al mundo de las piezas que se arman para formar un todo. A mis pacientes en psicoterapia suelo decirles que el proceso terapéutico consiste, primero, en sacar las piezas de la caja, los recuerdos fragmentarios de su psique, para luego irles dando forma hasta que se acomoden, más o menos transitoriamente, en un todo coherente.



Volví al bazar unos días después, con otra amiga que me quería hacer también un regalo de cumpleaños. Muchas veces nos damos libros, pero a mí se me antojaban más los gatos de Remedios en su paraíso y a ella le pareció buena idea. Así que al día siguiente que me lo regalara, empezó la aventura.

Rescaté las tablas de triplay de un clóset y me puse manos a la obra. Todavía recordaba las directrices principales para armar un rompecabezas: La primera, separar las piezas con un lado liso para armar, antes que nada, los bordes. Eso hice y empecé con los márgenes. Llegó Santiago y lo invité a participar. Dijo que faltaba una pieza y yo recordé cómo eso suele pasar cuando no la encontramos. Pero revisó los demás fragmentos que había dejado yo en la caja y la encontró. Entre los dos acabamos el marco del cuadro.


La siguiente tarea fue separar las piezas por colores o por coincidencia de temas (hojas, cielo, ladrillos). Primero saqué solo algunas, pero pronto me di cuenta que las necesitaba todas afuera para poder seguir. Me invadió la sensación de estar frente a una tarea imposible. Pero seguí, usando las dos tablas de triplay que tenía. Y pian pianito empecé a colocar piezas. Me propuse poner por lo menos una cada vez que pasara ante el rompecabezas y acabé poniendo más de una casi siempre.

Otro aspecto interesante fue ver el funcionamiento de mi mente. A veces estaba muy inspirada y ponía muchas piezas, a veces solo alcanzaba a cumplir con mi mínimo. A veces, por mera intuición tomaba uno de los trozos de la imagen, y ¡pum! lo ponía sin pensar. Otras, me esforzaba en buscar una pieza (la que tiene la pata del gato negro con calcetines blancos, la que completa el juguete de los gatos bebés) faltante de una parte del dibujo. Por lo general, esta estrategia fue poco productiva. La pieza en cuestión fue una de las últimas en aparecer.

Ir completando la figura me conectó con el amor de Remedios por los gatos, evidente en las expresiones de los animales, en sus colores, en su postura, su mirada, en el espacio tan feliz que les regaló la pintora.  


Y así quedó la obra terminada. Aquí, iluminada por el sol de la mañana entre las persianas del cuarto.

Ahora solo dudo si enmarcarlo, porque me gustó tanto, o deshacerlo (como los mandalas de arena que hacen los monjes tibetanos para luego lanzarlos al viento, honrando la impermanencia), regresarlo a su caja y volver a armarlo en otro momento o intercambiarlo con una amiga a la que también le gusta armar rompecabezas.
De momento, sigue fuera de la caja sobre la tabla de triplay. Veremos qué le depara el destino.

viernes, 23 de mayo de 2025

no c a t a r i n a





En la hoja de en medio de esta imagen estuvo una catarina minúscula, negra con dos puntos rojos (¿o era roja con dos puntos negros?), durante unos 40 o 45 minutos. La salqué de la alberca justo antes de echarme a nadar. Después de 20 vueltas y un descansito al lado del agua, fui a la planta, segura de que el bichito habría volado, pero ahí seguía. Entonces decidí volver a mi departamente por la camarita rosa y bajar otra vez a ver si lograba fotografiarla. Cuando llegué, ya con la cámara prendida y en modo macro, alcancé a verla volar...

Así las bendiciones de la vida y las maldiciones también (de igual naturaleza en última instancia): vienen y van y las vivimos si estamos atentos y nos liberamos si las dejamos irse.
Sin miedo y sin esperanza.



sábado, 17 de mayo de 2025

p:a:p:a:l:o:q:u:e:l:i.t:e:::::

gusto


Del lat. gustus.
  1. m. Sentido corporal con el que se perciben sustancias químicas disueltascomo las de los alimentos.
  2. m. Sabor que tienen las cosas.


Busqué esta palabra en el DLE de la RAE para ver si me ofrecía alguna idea sobre el papel que este sentido corporal juega en nuestra mente, en nuestra red de recuerdos. Pero parece que el diccionario no se interesó por describir lo que nos sucede cuando percibimos el sabor de ciertas cosas y la experiencia nos transporta, cual máquina del tiempo, a otras épocas de nuestra vida. Hay frutas, o plantas, o guisos que saben a la casa de mi abuela o de la tuya o a mi tío Joaquín o tu tía Marisa. 

Así me sucedió hoy, que fui de paseo a Tepoztlán (pueblo querido, tristemente más gentrificado que mágico) con mi amiga Ángeles. Fui a llevar a mi muñeca Pipipa Punk, cuyos brazos, piernas y nariz rellenos de arroz se empezaron a desintegrar desde adentro, con su creadora para que (con suerte) me la repare y Ángeles y yo aprovechamos para almorzar allá. Nos sentamos en un galerón que debió ser el patio-jardín-huerta de una antigua casa, reconvertido en la parte de abajo de un restaurante-fonda de dos pisosm que abre sus puertas (los fines de semana) en la calle que lleva a la subida al Tepozteco.



Ordenamos: ella, un par de quesadillas; yo, un itacate (o tamal aplastado como lo describió mi amiga, aunque puede verse también como un triángulo de maíz relleno de algún guisado) y sendas aguas minerales. Después de una visita al baño, al que se accede por una escalera larguísima, como quien va a la pirámide, atravesando la parte de arriba del lugar y la espesa música que lo cubría todo, finalmente nos sentamos, lo más lejos posible de las bocinas, aunque todo intento de un rincón algo menos ruidoso estaba condenado al fracaso. 

Y entonces nos vimos cara a cara con un florero-botella-lata-contenedor lleno de ramas con hojas verdes en forma de mariposa: el famoso papaloquelite o pápalo, del náhuatl "papálotl" (mariposa, sí como en nuestros papalotes) y "quílitl" (hierba comestible). Yo pregunté ingenuamente si estaba de adorno y me dijeron que no, que era para comerse. (Claro.) Entonces recordé cómo le gustaba a mi papá la hierba mariposa. La traía del mercado grande de Cuernavaca, entre las compras que hacía cada domingo antes de regresarnos a México, y se lo comía así, crudo, arrancándole las hojas para acompañar tacos o tostadas o quesadillas o tamales.

He de confesar que a mí me dio cierto repelús imitar a mi papá por aquello de cómo lo habrán lavado, no tendrá algún bicho de los microscópicos que atacan la panza y otros pensamientos similares. Pero cuando vi a Ángeles arrancarle una hoja y colocarla sobre un trozo de quesadilla, hice lo mismo y me comí una hoja de pápalo con mi trozo de itacate. Tan delicioso como imposible describir su sabor (de tal intensidad que o se ama o se odia sin posibilidad de medias tintas): "aroma y sabor fuerte y característico, similar al cilantro, pero con notas cítricas", dice internet, o sea, sabor a pápalo digo yo, y también digo sabor a mi papá, a cuando era niña y estaba cerca de él y lo veía comer pápalo y me daba a probarlo y me gustaba, creo, porque era como saborearlo a él. 



El pápalo, como los snickers que tanto le gustan a mi maestro, y en realidad cualquier otra cosa que podamos probar (oler, sentir, ver, escuchar) no se puede describir acertadamente con palabras. Las palabras, los conceptos, las etiquetas nos acercan, pero la única manera certera es probando directamente, sintiendo el sabor con las papilas de nuestra propia lengua, sin intentar atraparlo.

Y si se activa algún recuerdo, vivirlo también, momentáneamente, y dejarlo seguir su camino, desvancerse, mientras volvemos al momento presente de nuestra mente, de nuestra experiencia.

viernes, 16 de mayo de 2025

Invitado: Dzigar Kongtrul Rinpoché


Es útil solo investigar la naturaleza de todas las apariencias que inconscientemente creemos que son reales, viendo si podemos identificar una esencia singular, inmutable y autónoma. Cuando hacemos esto una y otra vez, llegamos a ver personalmente lo que significan las enseñanzas cuando dicen que todas las apariencias son como arcoíris y todos los eventos de nuestra vida son como los eventos en un sueño o en película. Cualquier sentido de realidad es meramente el resultado de nuestras proyecciones y creencias habituales, que están arraigadas en la ignorancia. Cuando despertamos a la naturaleza ilusoria e interdependiente de todas las cosas, no solo nos liberamos a nosotros mismos, sino que vemos también cómo es que otros seres sensibles sufren tanto. Llenos de compasión genuina, no tendremos entonces un deseo o una meta mayor que ayudar a los demás a liberarse de sus proyecciones ignorantes habituales.

bugambilia vagabunda, como nosotros en samsara

Original en inglés y fuente, aquí.
Tradución al español e imaen, mías.

martes, 13 de mayo de 2025

Invitado: Chagdud Tulku Rinpoché


Solemos pensar que la única manera de crear felicidad es intentar controlar las circunstancias externas de nuestra vida, intentar arreglar lo que parece estar mal o deshacernos de todo lo que nos molesta. Pero el problema real radica en nuestra reacción a esas circunstancias. Lo que tenemos que cambiar es la  mente y la forma en que experimenta la realidad.




Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen mías.

lunes, 12 de mayo de 2025

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


Si sabemos, aunque sea tantito, que algunos de nuestros conceptos, sentmientos y objetos familiares existen solo como un sueño, desarrollamos un mucho mejor sentido del humor.

Reconocer el humor en nuestra situación previene el sufrimiento. Seguimos experimentando emociones, pero ya no nos pueden engañar o jugarnos chueco. 


juego de golondrinas esta mañana
















Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

sábado, 10 de mayo de 2025

Mother's Day


mi mamá y yo 1

mi hijo y yo 1


En las enseñanzas budistas se suele hablar del amor de la madre como el ejemplo del amor incondicional. Y para ilustrar cómo deberíamos de sentirnos (agradecidos, amorosos, compasivos) con respecto a todos los demás seres sensibles con quienes compartimos espacio y tiempo, nos instruyen que recordemos que todes elles han sido nuestras madres en algún momento, en alguna vida, aunque no lo recordemos.

Y como dicen por ahí, cuando el río suena es que agua lleva: algo debe de tener el amor de las madres cuando se habla de él una y otra vez. Aunque la relación con nuestra propia madre pueda distar mucho de ser perfecta o tan siquiera buena, no cabe duda que es una relación que nos moldea y que nos enseña cómo querer o cómo no hacerlo o ambos.

Mi mamá se hizo mamá cuando yo nací y mucho he escrito sobre lo complejo de nuestra relación. Hoy rescato dos fotos de ella sosteniéndome como a los 5 meses y de casi recién nacida. Alcanzo a adivinar en su mirada ese amor que a su modo me tuvo y sin el cual no estaría aquí hoy.

Yo me hice mamá cuando nació mi hijo y si no fuera por su presencia y su amor tampoco estaría hoy aquí. Me habría perdido en el camino de las dudas y el desamor. Aquí dos fotos de Santiago en mis brazos a los 6 y 3 meses más o menos. También he escrito sobre lo difícil que me fue convertirme en mamá y creer que he sido una madre suficientemente buena. Lo he sido, a mi modo.

Celebro hoy a mi mamá y me celebro a mí misma y a mi hijo. Y celebro a todas mis madres de todos los tiempos, deseando que encontremos todas la felicidad duradera y trascendamos el sufrmiento.


mi hijo y yo 2

mi mamá y yo 2 (y mi papá)


viernes, 9 de mayo de 2025

el elefante barrita


Yo tuve un novio (así se les decía entonces) argentino que me llevaba 17 años: yo tenía 25 y él 42 y me sentía soñada. Duramos poco. (Siempre he durado poco con mis novios.) Luego nos hicimos amantes, mientras él se hacía novio de una chica aun menor que yo y yo me preguntaba qué tendría ella que no tuviera yo. (No lo averigüé, pero a ella sí que le tocó viajar a Argentina con él y, quizá, conocer a su mamá.)  Una amiga de entonces, la misma que me presentó a Horacio (así se llamaba el susodicho) me llevó a ver When Harry Met Sally (así que era por ahí de 1989) cuando él y yo terminamos y yo no paraba de llorar. Empecé a reír de nuevo. 

Horacio tenía muchas peculiaridades. (Hablo en pasado porque murió el año de la pandemia, aunque no de covid; yo lo vi por última vez el último día de 2015.) Era escritor (buenísmo) y periodista y amante del jazz. (Creo que aún conservo algunos elepés suyos del género que nunca me pidió de vuelta.) Y, además, se sabía los verbos que se usan para decir qué ruido hacen o emiten los diferentes animales, cómo hablan, pues. Y me los enseñó.

Debe ser algo del cono sur. Esto lo digo porque hace poco, unos meses tal vez, descubrí a una cantante uruguaya que me fascinó: Sylvia Meyer. Juraba que era joven (su voz es la de una joven) y resulta que es un poco mayor que yo. Su álbum más reciente (¿Quién?) contiene una de mis canciones favoritas de todos los tiempos ("Juana de Arco en la ducha") e incluye otra llamada "El león ruge", cuya letra saqué anoche: habla de animales y de cómo hablan. También me encanta.

Acá la dejo y, después, comparto la letra para los curiosos y los fanáticos de la lengua:


el león ruge
el toro bufa bufa o brama o [...] o aturnea 
el perro ladra o late o guau o se arrufa 
el cerdo gruñe
el lobo otila o aúlla
el gato maúlla o ronronea o miau miaga o miau miau o  marramiza o  fu fu fu 
el caballo relincha 
la pantera himpla
la mula im
el asno rozna o rebuzna
la vaca muge o mu o remudia 
el elefante barrita
el ternero berrea
los gamos gamitan o roncan
el ciervo rebrama
la oveja be be be be
el cordero bala 
el pájaro gorjea
la paloma zurea
la gallina clo clo o cloquea cacarea
el gallo quiquiriquí
el cuclillo cucú
el ganso vozna 
el cuervo croaja
el grajo grazna
el jabalí rebudia o arrúa 
el pollo pía
la golondrina trisa
la perdiz ajea o serra
el pato parpa
la cigüeña crotora
la grulla grulle
la rana croa o charlea
el pavo tita
el grillo grilla

Y de pilón, un enlace a está página,
con más animales y sus voces y sus
verbos y sus onomatopeyas.
Fascinante.
De veras.

miércoles, 7 de mayo de 2025

f l o t a d o r e s


Entre las 6 acepciones que tiene la palabra "flotador" en el DLE, ninguna coincide con la 6a acepción de su equivalente inglés "floater" en el Merriam Webster Dictionary, que dice así: 

:  a bit of optical debris (such as a dead cell or cell fragment) in the vitreous humor or lens that may be perceived as a spot before the eye
also a spot in the visual field due to such debris 
usually used in plural

Y que se traduciría como:

:  un poco de detritus óptico (tal como una célula muerta o un fragmento celular) en el humor vítreo o cristalino que puede percibirse como una mancha frente al ojo 
también : una mancha en el campo visual debida a tal detritus    
—generalmente usado en plural


Yo he convivido con estos "flotadores" siempre, yo creo, aunque con la edad se han multiplicado. Es curioso que en las enseñanzas budistas se den como ejemplo de algo que aparece y no existe. A mí algo no me cuadraba en el ejemplo, dada mi convivencia con ellos, y entonces un compañero en el camino espiritual comentó hace poco que no tampoco le hacía sentido el ejemplo porque los "flotadores", esta basura óptica, sí existen, relativamente hablando. Supongo que el ejemplo va en el sentido de que cuando los vemos parece que están allá afuera y, en realidad, no lo están. Y esa confusión se parece a pensar que las cosas existen inherentemente afuera, cuando en realidad son proyecciones de nuestra propia mente. O eso enseñó el Buda, como primer paso para poder empezar a trascender el sufrimiento.

Pero volviendo a los flotadores, en español encontré el término médico: miodesopsias  o "moscas volantes". Aquí, una explicación científica (en español) del National Eye Institute (Instituto Nacional del Ojo) de los Estados Unidos. Son, como dice allí, un fenómeno normal para el cual una (como yo) es más susceptible si tiene miopía elevada o se ha sometido a cirugía por cataratas. También se dice en la red que las miodesopsias son pequeñas y pueden parecer manchas, hilos, telarañas o formas irregulares. Las mías a veces son redondas y brillantes, alguna como un círculo luminoso rodeado de negro. Y sí, se mueven con los movimiento oculares, pero no se pueden tocar ni agarrar ni controlar moviendo los ojos. Normalmente se van rápido pero a veces se quedan más tiempo.

Yo he descubierto últimamente, que mi camarita rosa padece de un problema similar, que aún no sé si tiene solución. Pero me he encontrado fotos en las que aparece esta basura que se parece mucho a lo que yo veo desde adentro de mi ojo como si estuviera afuera.

Aquí una muestra en cielos cuernavacenses:





A lo mejor yo la contagié o, quizá, ella se adaptó para compartir mi experiencia...

martes, 6 de mayo de 2025

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


La práctica budista de la no violencia no se trata meramente de sumisión con una sonrisa o una reflexión suave. La causa raíz de la violencia es cuando alguien se enfoca obsesivamente en una idea extrema, tal como la justicia o la moralidad. Esta fijación suele provenir del hábito de adherirnos a puntos de vista dualistas, tales como malo y bueno, feo y bello, moral e inmoral. La autojusticia inflexible ocupa todo el espacio que, de otro modo, permitiría la empatía por los demás. Se pierde la cordura. La violencia se evita entendiendo que todas estas visiones y valores son complejos e impermanentes, tal como la persona que los defiende. Cuando no tienes ego, o apego al yo, nunca hay una razón para ser violento. Cuando uno entiende que sus enemigos están bajo el influjo poderoso de su propia ignorancia y agresión, que están aprisionados por sus propios hábitos, es más fácil perdonarlos por su conducta y acciones irritantes. Del mismo modo que si alguien en hospice [cuidados paliativos para enfermedades terminales] te insulta, no hay razón para enojarse. Cuando trascendemos la creencia en los extremos de los fenómenos dualistas, trascendemos las causas de la violencia.












Original en inglés, aquí.  Traducción al español e imagen, mías.


lunes, 5 de mayo de 2025

Cinco de mayo


Hoy serían 63 años si mis papás pudieran celebrar su aniversario de bodas. Yo lo celebro en su nombre. Los recuerdo. 
Hoy no encontré las plantas que suelen florear para este día en el jardín del condominio. Pero encontré pétalos de tabachín flotando a la deriva sobre el fondo azul de la alberca del fondo, la más mía de las dos albercas.
Y los fotografié:

Y pensé que así suelen ser nuestros encuentros con otros, nuestros amores: pasajeros y cambiantes. Y algunos, como el de mis papás, dejan frutos y semillas: mi hijo, mi hermano, yo. Y aunque yo no creo que las personas se encuentran después de muertas en la forma que tuvieron en vida, sí creo que los lazos kármicos que nos unieron en una vida, seguro nos unieron en el pasado y nos unirán en el futuro.
Pero, en realidad, ese no es el punto. El punto es más bien trascender el ciclo de sufrimiento de las vidas con sus renacimientos cíclicos para reconocer la naturaleza de nuestra propia mente, que es la de todo y todos sin distinción. 

Ojalá que mi papá y mi mamá estén en ese camino o cerca de encontrarlo.
Ojalá que reconozcan lo que es el amor incondicional y la compasión sin punto de referencia.
Ojalá que hallen la felicidad duradera más allá del sufrimiento mundano.
Y entonces el aniversario no tendrá ya sentido, aunque yo, mientras siga por aquí, se lo seguiré celebrando.

¡Felicidades, pues, Marta y Román!
 

domingo, 4 de mayo de 2025

vecino, na 3


Aquí y acá, en 2022 y 2023, hablaba yo de seres con quienes convivo con más o menos cercanía, con más o menos gusto. Y antes, en esta entrada del 2012, compartí la foto de uno de ellos.

Anoche, mientras me disponía a cerrar las persianas de mi cuarto antes de acostarme, me llamaron la atención el balcón y la ventana de unos vecinos, que se veían así en versión bokeh:



Bastante inofensivos, y hasta simpáticos, ¿no?

Ya enfocados, la historia cambia:




Sin ánimo de juzgar, aunque soy consciente que lo estoy haciendo, me parecen imágenes estridentes visualmente: mucha luz en un balcón, —que acaba metiéndose por mi ventana— ese león enorme con un halo ominoso —cuya mirada también traspasa el espacio donde está—, esa pantalla con personajes que duplican o triplican el tamaño de quien los mira, y que inevitablemente me recuerdan al cuarto/televisión interactiva del Fahrenheit 451 de Bradbury.

Igual estoy completamente equivocada y son gente encantadora. Quizás no lo compruebe nunca y esta entrada no sea más que la materialización de una mente prejuiciosa.

Entonces mejor cierro con una vecina mucho más lejana, compañía constante, aunque no todes nos acordemos de voltear a verla:



 

sábado, 3 de mayo de 2025

Invitado: Chatral Rinpoché


No importa dónde estés, ya sea en un lugar bullicioso o en un retiro solitario, lo único que necesitas conquistar son los cinco venenos de tu mente* y tus verdaderos enemigos: las ocho preocupaciones mundanas.**


*Cinco venenos: ignorancia, apego, aversión, orgullo y envidia 
** Ocho preocupaciones mundanas: desear la felicidad y temer el sufrimiento, desear la fama y temer la insignificancia, desear el elogio y temer la culpa, desear la ganancia y temer la pérdida


encuentro matutino

Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

viernes, 2 de mayo de 2025

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


¡La renuncia verdadera te sorprenderá!

En el budismo, la renuncia tiene muchos significados e interpretaciones. Mucha gente que he conocido entiende la renuncia budista como distanciarse uno mismo del mundo alrededor, tal como alguna vez lo hizo el príncipe Sidarta. El Buda no pretendía que todo seguidor se afeitara la cabeza. Si quieres practicar el Dharma, lo puedes hacer en el metro, en el trabajo, de camino a casa o después de la cena. Pero también puedes renunciar, puesto que la renuncia no está limitada a una forma de expresión. 

Renuncia significa ya no aferrarte a las cosas a las que solías aferrarte. Cuando ya no te aferras a algo o a un hábito, ello pierde su poder para controlarte y ganas libertad. 

Si quieres saber si tienes una mente de renuncia, puedes ponerla a prueba así: ¿Algo que era muy importante para ti en el pasado es ahora completamente irrelevante? ¿Ya no te preocupan ahora las cosas que solían enojarte con facilidad?

Por ejemplo, si te encuentras con un punto de vista que te incomoda, eso indica que te estás aferrando a un punto de vista contrario. Este punto de vista te esclaviza, de ahí tu incomodidad; y a estas cuestiones también debemos renunciar. Independientemente de si el punto de vista contrario sea correcto o de quién lo haya expresado, si te hace sentir incómodo, ya has quedado comprometido y debes renunciar a ello.

Por ejemplo, un trabajador temporal que contrataste te podría hacer sentir muy incómodo simplemente porque limpia la mesa de forma diferente que tú. Y a ti te disgusta su método aparentemente torpe.

Para deshacerte de este modo de pensar desagradable, hay dos estrategias: una es cambiar tu mentalidad y soltar la idea de que todo el mundo debe hacer las cosas a tu manera. La otra es encontrar un trabajador temporal que limpie la mesa exactamente como tú lo esperas. 

Claramente, la primera es una solución permanente. La segunda solo resuelve el problema temporalmente, y tendrías que seguir cambiando de trabajadores temporales. 

Podrías invertir mucho tiempo encontrando un trabajador temporal que limpie la mesa justo como tú se lo indiques, pero pronto descubrirás que se olvida de jalar la cadena del excusado. 

Un perfeccionista es alguien que quiere que todo sea exactamente como ellos quieren: vivir en un cuarto con paredes color azul cielo, beber solo agua embotellada. El inconveniente de ser un perfeccionista es que con frecuencia sufrirás. 

La mayoría de las cosas en el mundo no se amoldan fácilmente; no siempre salen como nos gustaría. Para lograr que cumplan con tus expectativas, debes invertir mucho tiempo. 

Mucha gente intenta crear un mundo perfecto, pero en última instancia, resulta infructuoso. De hecho, un leve ajuste de tu configuración mental puede hacer todo perfecto. 

La razón por la cual ves un mundo imperfecto se debe a tus diversos apegos y expectativas poco realistas. Si puedes renunciar a ellas, te volverás muy poderoso. 

Cuando ya no insistes en vivir en un cuarto con paredes azules, ya no insistes en beber solo agua embotellada, ya no insistes en beber de tu taza favorita, ya no insistes en que el té tenga la intensidad correcta: cuando renuncias a todos tus apegos, te volverás muy libre, y nada podrá enojarte o dañarte. 


















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.