miércoles, 31 de mayo de 2023

"Se compran... colchones..."


Para Isabelle, porque nos reímos, cuando nos toca compartir el momento mágico en que pasa la chica de los colchones

Hoy se acaba mayo y como quiero llegar, por lo menos, a las 11 entradas de blog que alcancé en abril, voy a compartir por aquí un video (ahora que sé cómo compartir mis propios videos en el blog) que grabé muy a principios de este año, en la Colonia Escandón en la Ciudad de México:




Estaba en un airbnb que compartí con alguien que pasó a ser solo un hueco en mi vida. Pero quedan recuerdos junto a evidencias físicas, como esta que surgió cuando me asomé a la ventana de una habitación en el tercer piso de una casona vieja, donde uno (o quizás dos) de los cuartos superiores se había reconvertido en un sitio de renta vía la conocida aplicación, y ahí aterricé yo (acompañada de quien dejó, muy poco después, de ser compañía) y grabé esta conocidísima grabación para cualquiera que viva o que haya estado en México durante un tiempo suficiente. Yo la he escuchado en Cuernavaca, en Oaxaca, en Chimal y en la Ciudad de México y sé, por una amiga, que en Mérida, por lo menos, se escucha también a la misma chica de los colchones que parece un ser omnipresente e incansable. Se cuenta que el padre de la chica conducía, de hecho, una de estas camionetas que van en busca de fierro viejo y se le ocurrió grabar la voz de su hija para anunciar su presencia. Sepa dios cómo se esparció al resto del territorio nacional ni cuál fue su lugar de origen. A mí me hace sonreír cuando la escucho, sobre todo porque desde mi departamente es muy difícil escucharla (o se escucha muy bajito), pues mi edificio está lejos de la calle.

En el video, el sonido de la famosa grabación se va mezclando, hacia el final, con el de una música, también tristemente célebre, sobre todo para mí en el DF y supongo que en otros muchos sitios del país también: el de una trompeta y un tambor que suele ir tocando un hombre adulto, como en este caso, acompañado de un niño, su hijo o su hija, quien se encarga de recoger las cooperaciones de transeúntes o habitantes de las calles por las que pasan buscando ganarse unas monedas que les permitan comer durante esa jornada. 

Sonidos. 

Injusticias.

Ausencias.


viernes, 26 de mayo de 2023

c h i c h a r r a


Así suenan las chicharras de mañana en Cuernavaca. Así sonaban la mañana de ayer cuando salí a caminar, sobre la jacaranda joven que está del otro lado de la barda del lugar donde estaciono a Antuanito, mi fiel automóvil.

Antier que salí temprano rumbo al consultorio, también cantaban, y tuve la fortuna de detectar un ejemplar sobre una de las ramas pelonas de la jacaranda y pude fotografiarlo. (Nunca había visto una chicharra, solo las imaginaba):


Luego comprobé en internet que sí era el bicho en cuestión: una de las variantes negras (que también las hay de colores, en Argentina, por ejemplo), con ojos negros y saltones y dos pares de alas (aunque esos no alcancé a distinguirlos). Y también aprendí más cosas en wikipedia: Son insectos cicádicos que se conocen comúnmente, además de como chicharras, también como cigarras, chiquilichis, cocoras, cocorrín, cogollos, coyoyos, coyuyos, ñakyrã, ñes, tococos o totorrones (vaya usté a saber dónde es que se los conocen así...). Pertenecen al orden Hemiptera y viven tanto en climas templados como tropicales. Su ciclo de vida completo puede durar de 2 a 17 años, dependiendo de la especie y una de sus particularidades es que las ninfas, o sea su forma juvenil, viven enterradas bajo la superficie durante varios años, alimentándose de la savia de las las raíces, mientras que los adultos, que emergen cavando túneles en la tierra cuando ha llegado el momento de acabar de madurar, viven sobre vegetales, alimentándose de la savia de sus ramas, mediante su aparato bucal suctor.

Otro de sus rasgos distintivos es la vibración o canto que emiten los machos de la especie con un aparato estridulatorio que se encuentra en los costados del primer segmento abdominal y está compuesto de membranas quitinosas, llamadas timbales, y de sacos de aire que funcionan como cajas de resonancia. Casi un orquesta en miniatura, vamos. Y también averigüé que cada especie produce un sonido característico.

A mí el sonido de las cigarras, supongo que como el de la que fotografié, me ha acompañado desde niña, pues mis papás, mi hermano y mi yo pasábamos todos los fines de semana, así como las vacaciones más largas, en la casa de mi abuela Rosa aquí en Cuernavaca, y las cigarras cantaban, sobre todo en la mañana y en la tarde. (No recuerdo si en la ciudad, en el Distrito Federal de mi infancia y juventud, también las escuchaba. Quizás.) 

Mi abuela decía que cantaban para llamar a la lluvia. Ahora descubro que el canto está más bien relacionado con el proceso de apareamiento (y con esa necesidad de marcar el territorio), pero como las cigarras adultas salen al exterior en el verano, o sea en la época de más calor (que en realidad para nosotros es la primavera), pareciera que piden agua. Quizás será porque nosotros hemos olvidado cómo llamar a la lluvia y proyectamos nuestro anhelo en los bichos cantores.

Resulta interesante, y triste desde la perspectiva humana, que las hembras mueren poco después de poner los huevos. Y asombroso es que la familia Cicadidae incluye miles de especies de cigarras que viven en todos los continentes de la Tierra, a excepción de la Antártida.

Hace unos días, una amiga de feisbuc invitaba a sus amigos a contribuir a una lista de los sonidos más característicos de Cuernavaca y ella misma inauguraba la enumeración  con el canto matutino de las chicharras, que puede a veces ser ensordecedor, según el número de bichos que se junten en la misma planta.

Dejemos abierto el tema para hablar, en otro momento, de otros sonidos cuernavacenses. Y mientras tanto disfrutemos, sí gocemos, del canto de las chicharras que luego damos las cosas por sentadas y se nos escapa lo que nos rodea.


martes, 23 de mayo de 2023

Invitada: Pema Chödrön


Cambio


A pesar de una vida de experiencia con el cambio, algo en nuestro interior nunca cesa de insistir en la estabilidad. Cualquier cambio, incluso un cambio para mejor, se puede sentir un poco inquietante porque parece exponer nuestra incertidumbre subyacente sobre la vida. Preferimos pensar que tenemos un suelo firme donde estar parados que ver con claridad que todo está siempre en transición. Preferimos negar la realidad del cambio continuo que que aceptar la forma en que las cosas son.



efímera luz matinal












Original en inglés y fuente, aquí.

Traducción al español e imagen, mías.


lunes, 15 de mayo de 2023

Teacher's Day

Hace 11 años, escribí aquí algo sobre los maestros, a partir de la no muy inspirada definición de la RAE. Hoy tendré que tomarlo por otro lado, pues. 

Antes que nada, extraño la llamada de mi tía Olga, que nunca dejaba pasar este día sin felicitarme. Hoy nadie me llama, pero me acuerdo de ella y me siento felicitada. Quién me diría que la tradición que ella inició me haría darme cuenta de la importancia de una de las actividades de mi vida que inicié sin demasiada conciencia (enseñando inglés recién salida de la prepa para ahorrar diner para poder irme de viaje a Europa con un amiga) y que hoy se ha vuelto cada vez más central e increíblemente disfrutable.

Como ha dicho mi maestro espiritual, Dzogchen Ponlop Rinpoché, cuando más aprende uno es cuando enseña, así que poder hacerlo es sin duda una bendición. Y también ha dicho cómo un verdadero maestro es una suerte de espejo para el discípulo quien, en al camino, acaba por encontrarse con el maestro último: su propia naturaleza iluminada más allá de etiquetas, de conceptos, de un yo.

Desde esta perspectiva tan amplia, todo se vuelve un maestro si tenemos los ojos y el corazón abiertos: las nubes, el hijo, mi gata, mis tristezas, sus enojos, las pérdidas, los dolores y los gozos, la luna, las amigas y quienes dejan de serlo, los azotes y los éxtasis, la letra de esa canción...

Un maestro o una maestra es todo aquello que nos ayuda a florecer y a abrirnos más allá de donde pensamos que sería posible, como lo va haciendo esta flor que nos dejo a todos aquellos que me han ofrecido la posibilidad de llegar más allá de mí misma:






















domingo, 14 de mayo de 2023

c o r a zó n


Yo tengo un amigo en feisbuc, de nombre Xavi y de apellido Simó, a quien no conozco en persona y de quien sé muy poco, salvo que es amante y cultivador de flores y que escribe, aunque aún no he leído nada suyo. Nos conectamos por aquello de los amigos comunes y las redes. No me acuerdo quién le pidió amistad a quién. Xavi empieza cada día, varias horas antes que yo porque vive de aquel lado del Atlántico, compartiendo una foto de las infinitas plantas con flor que cultiva. Y de vez en cuando, comparte el interior de una flor, un acercamiento al pistilo y estambres, y nos recuerda que es pobre quien no conce el corazón de una flor. Y tiene razón, creo yo. 

El corazón de una flor es el universo todo, si nos dejamos llevar. Quien no lo crea, que se asome a estos corazones de dos de las tres flores que mi piedra me volvió a llegar ayer:



Como para perderse o quedarse a vivir allí. 


Y como hoy mi corazón anda medio pachucho (flojo, alicaído, desmadejado, dice el DLE) me puse a buscar qué dice la Academia de este órgano, que es mucho más que un órgano, o lo hemos convertido en mucho más. 

Resulta que corazón deriva del latín cor,  tiene 8 acepciones y aparece en 43 locuciones (adjetivas, adverbiales y verbales). En ellas se puede ver su parentesco con pechoalma o valor. Al final de la entrada, se consignan 6 frases más donde el sustantivo juega un papel central.

La primera acepción es casi un poema o un antipoema, según se vea:

1. m. Órgano de naturaleza muscularcomún a todos los vertebrados y a muchos invertebradosque actúa como impulsor de la sangre y que en el ser humano está situado en la cavidad torácica.

De las expresiones, me quedo con:

herir el corazón sin romper el jubón, que ya ha caído en desuso, aunque no así su práctica, es decir, Ofender con astucia y disimulo.

O con:

pedazo del alma, pedazo de las entrañas, o pedazo del corazón

1. m. coloqs. Persona muy querida. U. frecuentemente por las madres respecto de los hijos pequeños.

Aunque no veo porque está limitado a los hijos pequeños, pero en fin.

Termino recordánome que esté como esté o se sienta como se sienta nuestro corazón, es en su naturaleza el corazón del Buda, porque todos somos budas, aunque lo sepamos o no, aunque lo hayamos descubierto o no, aunque a veces lo creamos y otras, no.


mi Buda viajero sobre su asiento de Mediterráneo y con su ushnisha iluminada por el sol de la mañana

  

miércoles, 10 de mayo de 2023

Mother's Day







Este es un día agridulce, como los caramelos de empaque anaranjado, dulces por fuera y con un centro de polvo efervescente, ácido y picantito, que cuando yo era niña me regalaba  Toña, una de las enfermeras de mi abuelo Óscar.  El Día de las Madres es dulce porque tengo un hijo con quien celebrarlo y, sobre todo, con quien construyo día a día, paso a paso, momento a momento, una relación adulta, amorosa, gentil, respetuosa. 

El día de las Madres es agrio porque recuerdo a mi mamá, que murió hace 19 años, y con quien tuve poca oportunidad de construir una relación: Hubo demasiados obstáculos, sobre todo, los patrones habituales moldeados por la orfandad y su enorme miedo a dar y recibir amor.







El Día de las Madres también fue dulce cuando Adrián me lo empezó a festejar, a pesar de su propia relación agridulce con su mamá, y me dio, por ejemplo, esta madre zapatista con su chilpo, que para mí significó el inicio de una validación que me ha costado hacer propia.

Pero ahí la llevo.




Luego vinieron los regalos y las tarjetas que Santiago confeccionaba en la escuela o, incluso, al lado de su papá cuando ya no estábamos juntos, como este cuadro en cual hoy se refleja nuestro hogar compartido. Conserva cuatro signos de admiración entre los cuales supongo que algún dijo ¡¡Feliz Día de las Madres!! y hasta abajo aún dice, en letra manuscrita, Para mamá de Santiago


Los últimos años, se ha sumado a la celebración Yare, y eso es genial.

Así que, repensando el día, podría decir que sí, es como un Selz SODA: sobre todo, disfrutable, justo por la combinación entre el dulzor y la acidez. Y aunque ya no puedo celebrarlo con mi mamá, la recuerdo y aspiro a que encuentre, donde sea y como sea que esté, ese espacio de disfrute más allá del sufrimiento, ese balance agridulce.

lunes, 8 de mayo de 2023

Invitada: Jetsunma Tenzin Palmo


Las guerras surgen parcialmente por razones comerciales, pero también surgen de la animadversión, el enojo, el conflicto y la mentalidad de "nosotros versus ellos". Eso es lo que ocasiona la guerra. Así que no podemos encontrar el antídoto mientras nosotros mismos sigamos estando en ese estado mental. Es obvio, ¿no? Si queremos paz, debemos tener paz dentro de nosotros mismos primero, porque nuestra sociedad es el reflejo de la psique interna y las mentes de los seres que habitan esa sociedad. ¿Quién es la sociedad si no nosotros? Nosotros hacemos nuestro propio entorno, destruimos nuestro propio entorno. Y mientras nuestras mentes estén llenas de los 3 venenos —el veneno de la ignorancia, el engaño y la confusión, de no ver con claridad en absoluto; el veneno de nuestra codicia, deseo incesante, querer, y la mentalidad de "yo tengo que tener", y el veneno de la animadversión, el enojo, el conflicto— entonces eso es lo que la sociedad nos va a devolver. Solo nos refleja el estado de nuestras propias mentes, el estado de nuestras propias psiques. 


zanata cantando, haciendo su mundo










Original en inglés, aquíTraducción al español e imagen, mías.


viernes, 5 de mayo de 2023

just because




Cinco de mayo: tres tomas

Toma 1

La última vez que este día cayó en viernes, y que yo lo recuerde, fue el cinco de mayo de 2006, sí hace 17 años. Entonces el primero de mayo cayó en lunes y yo había pedido días de vacaciones en el Instituto Nacional de Salud Pública, donde a la sazón trabajaba, para el 2, 3 y 4, ya que los otros dos eran de por sí feriados.

El sueño

Quien yo pensaba que era un 2o amor de mi vida (el primero tras el divorcio) vendría a visitarme y juntos iríamos de viaje durante esa primera semana de mayo.

La realidad

El presunto amor de mi vida canceló el viaje y me dejó como novia de pueblo: vestida, alborotada y con dos boletos de avión para ir a la playa y el hotel reservado.

Lo vivido

Una amiga de entonces me animó a irme yo sola: total ya está todo pagado y tus días de vacaciones autorizados, me dijo. Y tenía razón. Así que me fui, con todo y mi bikini rosa con corazoncitos morados comprado especiamente para la ocasión. Pasé una o dos noches en el hotel de Mazunte, en una cama matrimonial medio vacía. Por la ventana entraba el olor dulcemente indescriptible de una enredadera cuyas flores eran blancas en botones y rojas al abrir (o quizás haya sido al revés: botones rojos y flores blancas). En algún lugar de mi cas debe haber alguna fotografía tomada aún con la vieja  Retinette de mi papá.

Pasados esos primeros días y consciente de mi falta de compañía, la dueña del hotel, Yolanda quizás, me invitó a mudarme a La Casa Azul, otro hotel en la playa vecina, San Agustinillo, donde ella vivía con su pareja. Pasé el resto del viaje en un cuarto con cama individual y empecé a hacerme mis primeros autorretratos: un pie con las uñas pintadas de rosa sobre la arena en una playa desierta o mi cara cubierta por la cámara frente al espejo de mi habitación. 

Toma 2

En 2014, hace 9 años, la historia se repitió, con algunas variaciones. Entonces el cinco de mayo fue lunes.

Volví a pedir unos días de vacaciones en la escuela donde daba clases para escaparme una semana a España y Lisboa, con la complicidad de la directora, de mis amigas y de mis alumnos.

El sueño

Me reuniría con quien yo pensaba que era el 1er amor de mi vida reencontrado, convertido en amor presente, lo único que importaba. Y la reunión se dio sí, en un día como hoy, en el aeropuerto de Madrid, ciudad donde pasamos una noche antes de partir a la capital portuguesa. Parecía que el sueño se hacía realidad.

La realidad

El sueño duró unos cuantos meses, con altas y bajas, hasta reventar como una pompa de jabón tras la visita del susodicho en agosto de ese mismo año a México, donde festejamos los 18 de Santiago. (Demasiado he dicho ya al respecto.)

Lo vivido

La separación, el abandono, el duelo y la recuperación de mí misma: excelente material para una novela, que espera, paciente, ser revisada.

Toma 3

El cinco de mayo de 1962, sí hace 61 años, se casaron mis papás. Era sábado y yo no había nacido. Ellos hoy ya no están, desde hace 24 años él, desde hace 19 ella. Pero yo los celebro porque sin su amor — que lo hubo, a su modo, aunque fuera de pronto poco claro— ni yo ni Santiago estaríamos aquí. Buscando en internet, encontré, en un solo sitio, que los 61 años son las bodas de ondulina, aunque no pude averiguar qué es la ondulina. Los 60 son las de diamante y como el año pasado no escribí sobre este día, hoy les celebro a mis papás sus bodas de diamante + 1, que corresponderían a 732 meses, 3,172 semanas, 22,265 días, 534,360 horas y 32, 061,600 minutos de matrimonio.

A ciencia cierta no puedo hablar de sus sueños, sus realidades y lo que vivieron juntos, pero sí puedo dejarles esta imagen con tres rosas que podrían simbolizar el pasado, el presente y el futuro del amor, en la forma que sea:



 
¡Feliz aniversario de bodas 61, Marta y Román!

martes, 2 de mayo de 2023

Invitado: Chögyam Trungpa Rinpoché


Sentarse y no hacer nada


La meditación es la única manera de relacionarnos con la neurosis y el autoengaño. En este caso, meditación no significa concentrarse en objetos o intentar intensificar ciertas facultades psíquicas o algo de esa naturaleza. Es simplemente crear un espacio, un espacio en el cual podemos desaprender y deshacer nuestro chismorreo subconsciente, nuestros temores escondidos y  esperanzas ocultas, y empezar a sacarlos a la luz. La meditación es simplemente brindar espacio a través de la disciplina de sentarnos y no hacer nada. No hacer nada es extremadamente difícil. Al principio, solo podemos intentar no hacer nada imitando el no hacer nada. Y entonces, con suerte, nos podemos desarrollar gradualmente desde ahí.  


de mañana en el jardín


Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

lunes, 1 de mayo de 2023

Primero de mayo


El primero de mayo, Día del Trabajo, nació mi tío Andrés Iduarte, el escritor, en San Juan Bautista, que luego pasó a llamarse Villahermosa, la capital de Tabasco. Esto lo cuenta él en su primer libro de memorias, Un niño en la Revolución Mexicana, que fue la época en que llegó al mundo.

A mi tío Andrés, que era el hermano menor de mi abuela Adela, o sea, mi tío abuelo, lo traté cuando él ya era bastante mayor y vivía con su esposa, mi tía Graciela, en una casa de la Colonia del Valle. Se habían instalado ahí a su regreso de Nueva York, donde vivieron muchos muchos años durante los cuales él había sido profesor de literatura en la Universidad de Columbia. A Nueva York se habían ido porque él tuvo que dejar el país tras haber matado a un amigo suyo en un duelo en el que se vio obligado a participar. Cuentan que su cuñado, mi abuelo Óscar, lo ayudó a salir de México e instalarse en Estados Unidos con Graciela Frías, con quien se había casado, después divorciado y luego vuelto a casar de nueva cuenta. También cuentan que ese exilio le produjo bastante amargura. Amaba su país y su sueño era hacer carrera política y llegar a ser presidente algún día. En los años cincuenta del siglo pasado, volvió durante una temporada y fue director de Bellas Artes. Pero tras la muerte de Frida Kahlo, tuvo que dejar el puesto: ese fue el precio a pagar después de que Diego Rivera cubriera con la bandera comunista el féretro de la pintora que se velaba en el Palacio de Bellas Artes. Andrés entonces se fue por segunda vez.

A mis tíos Andrés y Graciela los conocí mucho antes de que se retiraran en la Del Valle, cuando visitaban México para ver a la madre de él, mi bisabuela Adela, y después a su hermana, mi tía Esperanza, que también vivió en la Colonia del Valle. Andrés y Graciela viajaban bastante y durante una época él me mandaba postales de los lugares que visitaban. Recuerdo sobre todo una colección de postales del Manneken Pis, la estatua del niño desnudo que orina, oriunda de Bruselas, y sus diferentes atuendos: e bombero, de aristócrata, de Santa Claus, de fabricante de órganos musicales que me mandó durante varios meses o años. Quizá por ahí conserve alguna o quizás todas se hayan perdido cuando mi hermano desmontó la casa de mis papás tras la muerte de mi mamá. Ahora que lo pienso, cuando yo estuve de visita en la capital belga hace unos 40 años no se me ocurrió buscarlo (¿o fui y lo olvidé, como olvidé gran parte de ese viaje?).

La relación con mis tíos Andrés y Graciela tuvo siempre un subtexto relacionado con el dinero. Ellos tenían algo, bastante, mucho, qué sé yo, de lo que él había trabajado, supongo. Como no tenían hijos, habían guardado gran parte, que mi tía, al parecer, cuidaba mucho. Recuerdo una escena, no estoy segura si a mis 17 o a mis 20 años (probablmente a mis 20), cuando él me regaló unos dólares para mi viaje a Europa, pero toda la operación se llevó a cabo a espaldas de mi tía y con la complicidad de mi mamá.  Cuando él murió, todo lo heredó mi tía Graciela y cuando ella murió, ese todo pasó a manos de mi tía Esperanza. Me acuerdo que se contaba que había sido así porque mi tía Graciela no había tenido tiempo de cambiar su testamento a favor de sus propias hermanas después de la muerte de su "chinito". Mi mamá esperó siempre que una parte de ese dinero, al menos, le tocara a ella como una de los tres sobrinos de mi tío (los otros dos eran Lepi y Leni, los hijos de mi tía Esperanza y mi tío Leonardo), pero no fue así. Yo llegué a pensar que el hecho de que mi tío Leni me regalara el departamento donde vivo pudo haber sido, con o menos conciencia, una especie de resarcimiento por aquel agravio, pero vaya usté a saber.

Yo conservo un par de fotos de mi tío Andrés: una en la que aparece junto al escritor austriaco/británico, Stefan Zweig, y otra en la que aparece solo en su estudio de la Universidad de Columbia cuando aún era muy joven. La primera  vive en una vieja maleta y la segunda cuelga en mi propio estudio, como inspiración/homenaje/recuerdo y hoy la comparto en el día de su cumpleños: