La RAE señala que la palabra acera proviene de hacera y la define como la 1. f. Orilla de la calle o de otra vía pública, generalmente enlosada, sita junto al paramento de las casas, y particularmente destinada para el tránsito de la gente que va a pie. En mi país (y en Guatemala según la misma fuente) las llamamos banquetas. Y en Lisboa caminé sobre las más bellas que he visto en el mundo. Una variedad de diseños, hechos con trozos de azulejos (supongo), decoran las orillas de la capital portuguesa, dándole un sabor único.
Caminarlas a tu lado fue también una experiencia singular. Tomados de la mano, recorrimos calle tras calle y aprendimos a reconocer el tacto que habíamos soñado tantas veces. Contigo aprendí, también, que amar quiere decir, entre muchas otras cosas, compartir vulnerabilidades, ser como somos sin miedo al rechazo, ofrecer apoyo y sostén sin necesidad de que nos lo pidan ni de que nos lo agradezcan.
Así que andar por las aceras de Lisboa fue, como nuestro viaje todo, una travesía tanto hacia el mundo exterior, como hacia nuestro mundo interior, con la mirada atenta para detectar irregularidades dejadas por la colocación de los azulejos en el piso, así como con el corazón pendiente de cuidar ese otro corazón, tuyo/mío/nuestro, que se iba abriendo paso a paso, casi sin notarlo, con una confianza labrada a lo largo de muchos años de aparente ausencia.
De tu mano, amor,
no podría ser de otra manera
El empedrado o adoquinado tan típico de Lisboa - no son azulejos, son piedras talladas o adqoquines- tuvo su origen, se dice, en la reconstrucción de la ciudad por el Marqués de Pombal tras el famoso terremoto. Actualmente está cuestionado por el costo y el peligro de resbalones en mojado (¡ay!), según se lee en la prensa. Pero es una preciosidad que ya nos dio la bienvenida en los mismos andenes de la estación de Santa Apolonia. y que nos acompañó por todos nuestros paseos por la ciudad. Lisboa sin su empedrado, desde siempre, y sin ti, desde ahora, ya no sería lo mismo.
ResponderBorrarYa suponía que mi suposición sobre los azulejos era errónea. Gracias por la explicación técnica y, sobre todo, por haber hecho de Lisboa ese sitio que sin nosotros, desde ahora, ya no sería lo mismo...
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