viernes, 16 de noviembre de 2018

El (enorme) peligro de los bandos


A propósito de la #MarchaFifí (sic), un exalumno y yo tuvimos un intercambio interesante de ideas en el Facebook, que me hizo seguir reflexionando sobre un tema que me ocupa (y me preocupa) desde hace tiempo:

Él: Está cabron, pero también está chido ver las asociaciones civiles que se pronuncian a favor de esta ridiculez. Quedan claros, muy claros los bandos jeje.

Yo:  Ahí radica el peor peligro, en la claridad de los bandos, en la necesidad de bandos, en la creencia en los bandos...😵

Él:  Adela Iglesias pero la sociedad está materialmente divida en “bandos”. Por supuesto que lo ideal sería una sociedad en donde no existiesen, pero ante su existencia... me parece oportuno la claridad de los mismos.

Yo: Si no tengo problema con la claridad, pero creo que sería muy provechoso trabajar, a nivel personal primero, para ir trascendiendo las etiquetas de "buenos" y "malos" (los dos bandos por excelencia) y sentar las bases para una sociedad compasiva y sabia.

"Bando", dice la RAE, es 1. m. Facciónpartidoparcialidad.

"Facción", 2. f. Grupo de personas unidas por ideas o intereses comunes dentro de una agrupación colectividad. La facción conservadora del partido3. f. Bando, pandilla o partido violentos o desaforados en sus procederes o sus designios.

"Partido", 5. m. Conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa.

Y "parcialidad", 1. f. Unión de algunas personas que se confederan para un fin, separándose del común formando cuerpo aparte2. f. Conjunto de muchas personas, que componen una familia o facción separada del común.

En resumen, todos estos vocablos apuntan a separación, a establecer distancia, a diferenciarse. Y de ahí a la justificación de la agresión dirigida a quien no es como nosotros, al que piensa de otra manera, al que defiende otras ideas, no hay más que un paso. El contenido del discurso, en última instancia, es lo de menos (aunque llevemos tanto tiempo pensando que es lo de más). De hecho, esa "defensa" de nuestra ideología nos acerca (por no decir hermana) a nuestros "enemigos", pero no nos damos cuenta. Porque estamos en lo cierto. Porque estamos en lo justo. Y porque nuestros amigos (incluidos los del Facebook por supuesto), no solo piensan igual que nosotros, sino que le echan leña al fuego de nuestra superioridad moral.

Fifí. Amlover. / Pro aeropuerto. Pro lago. / Del Tec. De la UNAM. (por aquello del frapuchino azul) / Fascista. Liberal. / Los Nuestros. Los Migrantes / El Barça. El Real Madrid. / Alopatía. Homeopatía. Son meras etiquetas que apuntan no más que a constructos mentales, a ideas que solidificamos, nos creemos y por las cuales somos capaces de matar. Bastiones tras los cuales nos defendemos y nos creemos que estamos seguros. A buen recaudo.

Ellos versus Nosotros: He ahí la separación primigenia. La causa de toda agresión y apego. La ignorancia fundamental.

Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, aunque nos empeñemos en ver (y querer demostrar) lo contrario. Los amigos de hoy son los enemigos de mañana y viceversa. Nada es tan sólido como parece. Nada justifica la intolerancia y el juicio y la descalificación.

Por supuesto que se vale disentir, tener sentires o pareceres distintos de los de los demás. Pero lo que no se vale es blandirlos como armas para atacar desde la falta de apertura, la sordera y la ceguera. Para dialogar con los demás (en particular con quienes piensan de otra manera) e imaginar otras alternativas se necesita entrar en contacto con la propia vulnerabilidad y atrevernos a poner en duda lo que tomamos como cierto e inamovible.

El único lugar en donde puede empezar el trabajo es en nosotros, cada quien consigo mismo, con la mirada vuelta hacia dentro. Y de ahí, las olas de compasión y sabiduría se extenderán. Es imposible cubrir la tierra entera de piel para no lastimarnos los pies. Pero sí es posible trabajar con nuestra propia mente para borrar las barreras entre los "buenos" y los "malos" y entonces, los enemigos dejarán de serlo, ya no se diferenciarán de los amigos. Y entre todos podremos, en verdad, construir un mundo mejor.


Pero este camino requiere, sí, de mucha más valentía que el de atacar a quien es diferente a nosotros. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario