Hoy el incienso me olió a ti, otra vez.
Hoy sé que no eras ni ese perfume, ni la cascada congelada cerca de torla, ni las noches sin día en morillo de monclús.
Me despido aún.
Te recuerdo aún, a veces.
El dolor es una huella borrosa.
Te reconozco como un reflejo, como un capricho, como un brillo fugaz, una estela pasajera.
El roce de un beso y la ráfaga con la que sigo desempañando el espejo.
Hola Adela!!
ResponderBorrarsólo pasando por aquí pra felicitarte mucho por tus poesias, en verdad me gustan :)
te aprecio mucho Adela.
nos andamos viendo
Paulina Malo
¡Mil gracias, Pau! Eres la primera persona que me escribe un comentario... Y por supuesto que el aprecio es mutuo:-)
ResponderBorrarHola Adela!
ResponderBorrarReflejos en un espejo empañado.
Azotados, como tu dices.
Te recuerdo aún, a veces.
Felicidades por tu nuevo blog.
Un abrazo,
Rafael