Instructions

Last night, I dreamt of my spiritual teacher and of my teacher's teacher. (My grandteacher, I guess.) I don't remember the details, but their presence and their blessings have been with me all day long. I do remember thinking "My best friend's in town", when in Rinpoche's company. I woke up with these instructions in my mind:

Amidst hectic activity
Rest in mindful gap
In the middle of the vortex
Rest in mindful gap
Stop
Breathe in
Stop
Breathe out
The I gets consumed
Interdependence shows clearly
It's your chance to be free

You tapped into my heart
Now my longing is exposed
How to transcend my limits
I wonder
How to transcend myself
*
You tapped into my heart
Old patterns do return
Old needs, revisiting
A chance for transformation
*
You tapped into my heart
My lips long for a kiss
My skin longs for your touch
Projections from within
*
You tapped into my heart
Enlightenment, just ahead

love letter

A white butterfly brings me your words
Those words fill my eyes with tears
The tears wash away my I
As our hearts meet yet again
In the expanse beyond ourselves

Setting the I aside
I discover my heart
Setting the I aside
I meet your gaze
Setting the I aside
Our hands touch
Our lips share a sip of love
Setting the I aside
We part
We let go
With the fearless wish
To meet again & again & again
Setting the I aside
I need not own the experience
Setting the I aside

for mark

Familia

Mi hijo contó 41 minúsculas esferas, cada una con sus patas casi imperceptibles, debajo del espejo del baño. La madre, una araña patona de mucho mayor tamaño, se pasa día y noche cuidando a sus hijas. No hay que limpiar ahí hasta que crezcan y se vayan, me pidió Santiago. El nido ya forma parte esencial de nuestra casa.

Poema

Me asomo por el balcón y veo la franja cobriza del horizonte; sobre ella se abre un cielo gris acero. En el centro, una uña de luna nueva, brillante y solitaria.

Amistad 9

Mother & Child de Rodrigo García, en tu compañía, fue una nueva oportunidad de seguir curando viejas heridas.
Y después, comernos juntas un club sandwich ya supo sólo a travesura...

La señora de las ciruelas

Con la parsimonia de sus muchos años, la anciana va formando montoncitos de ciruelas. Son ésas de hueso enorme, alargado, y poca carne, de piel naranja y pulpa amarilla, típicas de Morelos en época de muertos, recuerdo de la casa de mi abuela Rosa, del enorme ciruelo que nunca me atreví a escalar.

Cada montón parece una pirámide: sobre una base ancha formada por varias frutas, la mujer coloca las demás, una por una, piso por piso, hasta rematar con una última ciruela en la punta. Hace su labor como si fuera la única acción posible en el universo. No voltea, no se distrae, no habla. Sólo respira con cada movimiento de su mano. La mesa en la cual se exhibe la cosecha está cubierta por un mantel blanco y descansa sobre la banqueta, a orillas del empedrado sobre el cual circulo con demasiada prisa.

Al final de la calle, alcanzo a ver la cresta de un gallo que cruza despreocupado, de ida y vuelta, indiferente a los automovilistas.

Tres mariposas blancas vuelan haciendo giros tras la reja de metal sobre el puente. Me pregunto si son ellas o soy yo quien queda encerrada de este lado del río.

Siete hermanas

Atrevimiento

El joven laurel de la india se abrió paso entre las piedras y el cemento de la barda, sobre un trozo de tierra casi inexistente. Su tronco, alto y delgado, se abre en dos ramas al llegar a la punta. Cinco flores naranjas lo coronan.