Me puse a buscar definiciones de tan socorrida palabra en el diccionario y lo que encontré fue que no hay una descripción clara del término. Por una lado se alude a un "grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas". Por supuesto es que si estuvieran emparentadas con otros, ya no vendría al caso el comentario. Aquello de vivir juntas me parece poco convincente. ¿Sólo pueden ser candidatos a familia aquellas personas con las que comparto un espacio? ¿Y si tal situación responde a otras motivaciones? Claro, queda lo de estar emparentados.
Entonces busqué "emparentar" y descubrí que se trata de "relaciones de parentesco, origen común o afinidad". Transparente como el agua... "Parentesco", por su parte, me ayudó enormemente en mi pesquisa pues se refiere, ni más ni menos, a un "vínculo por consanguinidad, afinidad, adopción, matrimonio u otra relación estable de afectividad análoga a esta". ¿A cuál? ¿Cómo es eso de la afectividad? Pues no hay otra que remitirse hasta "afecto" y encontrase con "cada una de las pasiones del ánimo, como la ira, el amor, el odio, etc., y especialmente el amor o el cariño". Bueno, así, podría yo estar casi emparentada con mi fontanero o con el vecino del departamento de abajo, ¿no?
El caso es que yo tuve una mejor amiga que dejó de serlo cuando se convirtió en mi cuñada, o sea, en mi familia. Cuando me divorcié, recuperé una amiga, alguien a quien me unían recuerdos pasados y afectos presentes. Pero resultó que seguía siendo la tía de mi hijo, o sea, casi mi familia. Y estas cosas parece que no acaban bien. ¿Será la consecuencia de nuestra incapacidad de entender lo que la familia es o de nuestro hábito por idealizarla, convirtiéndola en lo que no es?
"La familia es la familia", dice mi amiga Dolores y ahora esto me da más susto que añoranza. Siempre queda el recurso de buscar una familia en el sentido biológico y hallar nuestro lugar entre las iridáceas, como el azafrán o el lirio, o entre las ninfeáceas, como el loto y el nenúfar...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario