Del griego nostos, regreso, y algos, dolor: El dolor del regreso, pues, aunque el diccionario va más allá: "Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos". A mí lo que más me duele -encima de ello me enoja- es mi hábito de regresar a ese espacio donde las relaciones con los demás se vuelven una batalla ("agitación o inquietud suscitada por un conflicto del ánimo"), donde el desasosiego se vuelve protagonista, mientras que el cariño y el solaz pasan a segundo término. En otras palabras, surge esa "tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida": Me pierdo en la carencia y en el desencuentro; la añoranza se instala en mi pensamiento.
Con menos palabras: te extraño, te busco, no te encuentro, te me escurres entre los dedos como el agua cuando juego a la orilla del mar. Te me desdibujas y no hallo la manera de decírtelo.
Y, sí, te necesito y cuanto mayor es el apremio, mayor es también mi distanciamiento: me protejo, me guardo, me escondo, tratando de evitar que el rosario de negativas haga mella.
Aspiro, entonces, a encontrar el camino de regreso, cual Ulises después de la guerra, a mi hogar, a ese espacio cierto y seguro, donde tu mirada sonríe y la mía responde.
"tratando de evitar que el rosario de negativas haga mella..."
ResponderBorrarHay una expresión muy "granaina" (es decir, de mi ciudad natal y vital) que dice "puñetera". Es algo que aunque suena a "puñetas", aquí se usa para elogiar alguna virtud, o varias, según el caso y los dones.
Y después de leer el texto no puedo decir mas que : "cada día escribes mejor, puñetera".
Que sabor tan dulce que me deja esta tarde/noche tu texto de aroma nostalgia.
Un abrazo, fuerte,
Db.