martes, 20 de septiembre de 2011

Me encanta que llegue la lluvia cuando intento conciliar el sueño y me distraen los ruidos de la noche (mi hijo lavando los platos, el vecino viendo la televisión, el otro vecino hablando por celular en su terraza). Las gotas de agua caen sobre el piso, rebotan contra mi ventana, opacan los demás sonidos y me arrullan. Así, me quedo dormida sin darme cuenta.

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