mate, taza y copa en mi comedor |
Mariel:
Respondo hoy a tus palabras de hace ya más de un mes, a propósito de un día nublado en Cuernavaca. Entonces me preguntabas si aún tomo mate, al menos en tu nombre. Lo cierto es que aún tengo yerba, aunque el sabor a naranja se desvaneció, pero sospecho que no alcancé la mayoría de edad durante nuestro tiempo juntas y ni me sabe ni sé realmente cebarlo solo para mí. Con algún otro amigo argentino, sí que nos tomamos alguno aunque él le añadió azúcar y yo me imaginaba tu cara ante tal sacrilegio. El mate que me trajiste hace años sigue acompañando, silente, mis días y ahora por las noches, me preparo un mate cocido para acostarme, antes de que la yerba se haga más vieja y pierda todo sabor. Y te pienso y te extraño y me gustaría vernos para charlar. Y aprendo a disfrutar del sabor agridulce de la amistad a distancia, inventando maneras de que el cariño nacido de la compañía no se debilite ahora que para mí es verano y para ti, invierno. Así que a tu salud, un mate con más palabras que yerba, que con ellas soy mejor cebadora. Te quiero.
Gracias!!!!!HErmoso regalo!!!!
ResponderBorrarMe hiciste llenar de lágrimas, así que ahora no puedo escribir mucho porque se me nubla la pantalla.
También te quiero un montón