La cuarta acepción de "alianza", según la RAE, corresponde a: 4. f. Anillo matrimonial o de esponsales. Y de "esponsales", así en plural, se dice: 1. m. pl. Mutua promesa de casarse que se hacen y aceptan el varón y la mujer.
Con cuánto gusto intercambiaron Marcelino y Eloísa sus alianzas, no el mero día de la boda, sino un tiempo después. El padre de ella los recomendó con el joyero de la familia, a quien visitaron en su sempiterno taller del centro de la Ciudad de México. Tomó las medidas de sus dedos y le explicaron la leyenda que cada argolla (6. f. Am. Anillo de matrimonio que es simplemente un aro) tendría grabada en el interior. Quién sabe ahora lo que sería, quizá los nuevos nombres que escogieron para sí mismos al unirse.
Pasaron la boda, el primer baile juntos (al ominoso ritmo del clásico de rock "Por qué se fue. Por qué murió"), e incluso las burlas de quien fuera un amigo cercano de ambos cuando le presumieron sus alianzas de oro. Y entonces hicieron un paseo al Desierto de los Leones, un bosque cercano a la ciudad, acompañados por la hija de él. En un claro se pusieron a jugar cachadas con una pelota y en una de esas, el anillo de Marcelino salió volando y aterrizó sin que ninguno de los tres pudiera ver dónde.
Impulsados en gran medida por el miedo a que aquello fuera una mala señal, abandonaron el juego para peinar el suelo del bosque, rastreando minuciosamente el territorio en busca de la argolla de matrimonio. Nada. No hubo forma de hallarla, ni aun trazando con la imaginación el posible recorrido del delgado aro de metal. El sol empezó a ocultarse y con él sus esperanzas de encontrarlo. La llegada inminente de la noche los obligaba a abandonar el lugar.
Entonces Eloísa se quitó su propia argolla y la lanzó al bosque. "Así estarán juntas las dos", dijo. Ella y Marcelino se abrazaron. No necesitaban palabras. Esa fue su promesa de amor.
Sin importar lo que el futuro pudiera depararles, regresaron a casa, con una sensación de libertad y compromiso más allá de las alianzas de oro.
En todas las alianzas, hay ganadores y perdedores...
ResponderBorrarSaludos y un abrazo.