Necesita alguna prenda que combine con sus zapatos. Verde
como la luz de sus ojos. Así es él, un reflejo borracho sobre una almohada
después de hacer el amor. Toma del guardarropa un sombrero de fieltro musgo y
se esconde en su interior. Camina hasta el escenario. Nadie lo reconoce hasta
que su mirada desvanece el disfraz. Se queda expuesto, vulgar, en medio de un
callejón vacío y oscuro. Eso es todo lo que ella esperaba: iluminarlo con la
luz de sus ojos y nada más. Un beso bajo la farola sería un exceso copiado de
otra historia.
Texto inspirado por la canción "Ojos de gata" de Los Secretos
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