jueves, 4 de abril de 2013

Víspera (de la víspera)


(Del lat. vespĕra, la tarde).
1. f. Día que antecede inmediatamente a otro determinado, especialmente si es fiesta.


Especialmente si es mi cumpleaños número 50... (Esta definición es de las que me gusta, por clara y porque va al grano, lo cual no es algo que se le dé a la RAE con tanta facilidad. Además, me recuerda a mi tía Olga, cuyo refrán favorito, "Nadie se muere la víspera", ya ha aparecido antes en este espacio, para ser exactos el día anterior a mi cumpleaños anterior.) 


Y como una suerte de preparación para el evento resultó mi visita al veterinario ayer, un día antes de la víspera, cuando me fui a comprar croquetas para nuestra gata, la Ñaña. Desde hace unos meses su doctor nos convenció, a mi hijo y a mí, de comprarle un alimento carísimo, que por supuesto la hará vivir más tiempo y en mejor estado, pues está diseñado especialmente para su edad. A propósito del tema, el doctor tuvo a bien informarme que el alimento era un versión, además, mejorada: antes era para gatos "mature" y ahora es para gatos "senior - stage 1", en otras palabras, esta primera etapa corresponde a la senilidad sin decrepitud, es decir, el animal está viejo pero no se le nota. Ya la siguiente etapa ("senior - stage 2") corresponde al animal viejo que se le nota... (Estoy considerando la posibilidad de que la Ñaña se estacione en los 8 años). Antes de que entrara en más detalle, lo interrumpí para contarle que en breve cumpliría yo medio siglo e indagué cuál sería la edad de mi gata en años humanos. (Mi abuela Rosa, decía que para saber la de los perros, había que multiplicar por 7.) Él me dijo que eso no era exacto, que además dependía del tamaño y peso del, en este caso, gato. (La nuestra es pequeña y panzoncita, no gorda.) Entonces, guió mi mirada a una tabla de equivalencias que tiene pegada bajo el vidrio del mostrador y calculamos que sus 8 años equivalen, más o menos, a 43 años humanos. O sea, ¡es menor que yo y ya está senil (que no decrépita)!, pensé de inmediato y mejor me eché a reír (y él dejó de intentar darme más explicaciones médicas).

Finalmente, para cerrar el día de ayer hablé con otra amiga ariana (del 18 de abril) que me lleva 18 años. Cuando le dije cómo me sentía con respecto al cumpleaños, me dijo que tenía razón, que aunque nunca ha habido vuelta p'atrás, esta verdad se vuelve irrevocable al llegar a los 50, y que se valía sentir ñáñaras (léase, miedillo). Escuchar esto fue, por paradójico que parezca, un alivio.

Hoy me fui a pintar las uñas y me compré una blusa (el corte y arreglo de pelo los hice la semana pasada), dispuesta a recibir los mentados 50 con conciencia, sí, pero sobre todo con gusto y con mucho humor. (Ya se me fueron muchos otros antes entre azotes y dramas que, vistos desde hoy, quizás eran innecesarios...)

2 comentarios:

  1. Pues feliz víspera y acá ya es tu cumpleaños, así que espero ver por ahí alguna foto de la Adela renovada para su cumpleaños número 50. Al final los números siempre los vivimos en el enfoque del momento, si son 15, 20, 30, 45, 50 u 80. Cosas humanas, supongo.

    ¡Un abrazo!

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    1. ¡Gracias mil, querida I.E! Qué ilusión saber que el festejo de mi cumple se inició en Madrid. Y sí, por ahí verás alguna foto. Y ya cuando ustedes anden de vuelta, habrá que vernos y celebrar muchas cosas en persona. Va un abrazo enorme desde este lado del charco y mucha suerte con este final de ciclo para ti y NLE.

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