Azul, rojo y blanco
para adela, por
todo aquello y por todo esto
El pasado día 5, en la cabalgata de los Reyes Magos en Barcelona, vi ondear banderas blancas con el borde azul y rojo sobre la carroza
alegórica a la estafeta de correos. Recordé, cómo no, los sobres de correo
aéreo que antes utilizábamos para enviar las cartas por avión y cuyo fin era,
por su reducido gramaje, abaratar el envío de las cartas sujetas al sobreprecio
del correo aéreo. Aún existen estos sobres en el mercado, porque en internet
hay quien los anuncia, pero yo al menos hace mucho tiempo que no los he visto en
uso. Eran de papel gofrado muy fino, a juego con el papel de carta, y se
caracterizaban por tener todo el borde impreso con estas características
franjitas en rojo y azul (en algunos países, en rojo y verde). Imagino que
estos colores tienen su origen en algún reglamento de los correos estadounidenses.
Acostumbrados todos, y especialmente los jóvenes, a la
inmediatez de los correos electrónicos y aún más de los chats, resulta difícil
pensar en que hace tres décadas –por ejemplo– estos sobres enviados por
correo eran la única forma de comunicación entre uno y otro lado del océano –por ejemplo– cuando el teléfono no era
una alternativa válida. Una vez franqueado y con las señas postales bien
claras (¡sin @!), el sobre iniciaba el largo viaje de una o dos semanas hasta
llegar físicamente al hogar del destinatario. Nada que ver con escribir y cliquear
y… ¡ya está! ... Pero también nada que ver con el momento, siempre mágico, de
la apertura del sobre.
Por eso tengo tanto cariño a estos sobres, que fueron el
vehículo de muchas cosas bonitas y también muchas cosas tristes, de amores y
desamores, de ilusiones y de desengaños, pero que siempre llegaron fielmente a
su destino.
Falta algo, un pequeño guiño a nuestra querida bloguera.
Echar un vistazo al Diccionario de la Real Academia, siempre empeñada en inevitables
definiciones asépticas (sobre2. 1. m. Cubierta, por lo común de
papel, en que se incluye la carta, comunicación, tarjeta, etc., que ha de enviarse de una parte a otra). Cuando, ¿por qué no?, podría decir algo así: sobre2. 1. m. Cubierta,
por lo común de papel, que llevó pedacitos de nuestros sentimientos de un lado
al otro del océano.
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