lunes, 14 de abril de 2014

---pasado medio día---


Camino hasta la caseta de vigilantes, bajo un sol ardiente, para dejar unos papeles que recogerá allí mi contador. Cuando emprendo el regreso, me detengo a escuchar una airada conversación entre dos zanates que coronan la raquítica palma que da la bienvenida a los condominios donde vivo. Después de unos segundos, uno emprende el vuelo y el otro (u otra) se queda parado sobre una de las hojas, balanceándose.

Y yo aún no puedo creer (y eso que llevamos 30 años en ello) que tú, en este mismo instante, estés viviendo ya el anochecer del mismo lunes.

Que, además, es el aniversario de la Segunda República y no puedo evitar el recuerdo de mi padre y de mi abuelo...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario