Te imagino en Barcelona en 1995, cuando nos despedimos (calle Francesc Pérez Cabrero) y yo pensé que podría ser para siempre. Rocé con las yemas de mis dedos tu espalda como deseando absorber el tacto de tu piel a través del vestido y te miraba deseando absorber el color de tus ojos tristes. (jri)
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Se me llenan los ojos de lágrimas por aquel momento, porque el tacto de las yemas de tus dedos se quedó en mi espalda, casi imperceptible pero presente, como una compañía que me protegía y me recordaba que merecía tu amor y en mis ojos tristes se quedó también la tristeza de los tuyos... (aim)
Barcelona 2014 |
Una de las despedidas tristes que compartimos. Algunas de las circunstancias que concurrieron allí entonces la hicieron particularmente dificil y particularmente cruel...
ResponderBorrarLo sé (y lo lamento, aún...).
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