Es claro que las fallas nunca radican exclusivamente en un lado de una relación. Si de verdad queremos forjar relaciones que funcionen, tenemos que reconocer también nuestras propias actitudes imperfectas y trabajar con ellas. Cuando nos comprometemos a identificar nuestros propios defectos y a transformar nuestra propia mente, entonces y solo entonces son posibles las relaciones sanas.
Original en inglés, aquí.
Traducción al español, mía.
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