jueves, 13 de noviembre de 2014

:c:r:e:c:er: (o D.e.s.p.e.d.i.d.a 7)


Ahora sí la Real Academia se voló la barda: Ocho acepciones, en las que hablan de seres orgánicos, de cosas, de labores de punto, de la Luna (así con mayúscula), del valor de una moneda, y hasta de las personas, pero ninguna se acerca, ni por equivocación, a este proceso de crecimiento que como madre me está tocando vivir al despedirme de mi hijo, que se muda a vivir a "la capital" a pasar una temporada con la familia de su padre y poner en práctica las herramientas que ha ido adquiriendo en sus primeros 18 años. Y, por supuesto, el crecimiento es para ambos. Y esto es muy bueno porque significa que ambos seguimos vivitos y coleando.

Recuerdo la primera vez que sentí el desgarramiento de desprendernos. Santiago tendría un poco más de dos años (o un poco menos, quizá) y su papá y yo lo llevamos a la escuela por segunda vez. En el primer jardín de niños había durado muy poco y nos dimos a la tarea de encontrar un espacio que nos convenciera más. Llegamos así al Colegio Huitzil, de mi queridísima amiga Toya. El primer día íbamos los tres - yo, con Santiago en brazos. Él no se quería apartar de allí, así que llamaron a la maestra de kínder para que me lo arrancara. Y lo hizo (era su trabajo, después de todo). Santiago, por supuesto, se fue llorando, y yo, por supuesto, me quedé llorando. Y un par de segundos después, me di cuenta que la directora, Toya, y su segunda de abordo, Liz, encargada de la administración, estaban también llorando. Me sentí muy acompañada.

Unos cuantos años después vino el divorcio. Me fui del espacio que habíamos rentado hacía pocos meses como familia y encontré una casita para Santiago y para mí en el pueblo de Ocotepec, pegadito a Cuernavaca. El hijo iba y venía entre las dos casas. Recuerdo cómo cada vez que su papá iba a recogerlo a mi casa, volvía yo a sentir ese desgarramiento. Lo acompañaba a la puerta, sonriendo y conteniendo el llanto, y volvía a casa, llorando sola. Nunca me acostumbré.

Luego vinieron los años -ya nueve, desde el 2005- en el depa que se convirtió en nuestro hogar. Fueron los años también donde finalmente fuimos quedando Santiago y yo casi solos, acompañándonos, peleándonos y creciendo cada día un poco más. Y donde hoy nos tocó despedirnos una vez más. A pesar del dolor (y de unas cuantas lágrimas cuando él se despidió de la Ñaña, nuestra gata, pidiéndome que la deje dormir conmigo), esta vez no se siente como desgarramiento. Hoy veo a un joven que empieza a ser independiente, que toma decisiones, que se arriesga a salir al mundo y que está preparado para hacerlo y eso me enorgullece mucho, mucho más por él, un tanto por mí.



Chimal, 31 de octubre de 2014

Celebro, pues, Santiago, tu andar en el mundo y confío plenamente en que será un camino lleno de luz, de creatividad, de gentileza y de valentía. Te amo todo, hoy y siempre, changuito...

8 comentarios:

  1. Amiga, ¡qué recuerdos! ¡Sí existió el Huitzil y sí era empática! El Huitzil nació demasiado pronto. Antes de que las personas se dieran cuenta de que era necesario un cambio. See you son leyendo nuestras realidad convertidas en creación.

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  2. Adela, me has conmovido profundamente, a veces me pregunto quién se cree la vida para hacernos estas jugarretas, pero luego entiendo que están de paso por nuestra casa, que tienen muchos pasos por delante y a nosotros nos tocaron los de sus inicios.

    A distintos momentos y por diversos motivos pero a todos les toca partir a cumplir con la misión esencial: poder con la vida sin nosotros y a pesar de nosotros.

    Bendiciones a ti y a Santiago en esta nueva etapa. Agradezco haber compartido contigo una parte de su preadolescencia junto con Diego.

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    1. ¡Qué gusto, Citlalli, que te hayas paseado por aquí y muchas gracias por tus palabras y tu reflexión! En estos momentos se agradece mucho la compañía, sobre todo de personas con quienes hemos compartido parte del camino de la vida. Te mando un abrazo grande grande con mucho cariño, y compártelo con Diego.

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  3. Amiga, escribes a la altura de tus emociones. Santiago debe estar igual de orgulloso de ti y, claro, un poco de él.

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    1. ¡Gracias, amiga! (Me encantaría saber quién eres, además de ser mi amiga, que aquí solo dice "Anónimo"). En cualquier caso, un abrazote...

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  4. Mujer hermosa!! Sé de lo que hablas y sientes, proceso ambivalente...
    Tanto orgullo y esperanza
    Dolor que deja el vacío...
    Que la energía de amor los abrace y sea mas fuerte que el desasosiego.
    Te quiero.Nos vemos muy pronto

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    1. Gracias, Susy. Sé que me entiendes y esa es la mejor compañía. Y, sí, el amor está compensando con creces al desasosiego. Te quiero también y te abrazo mucho mucho mucho.

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  5. A pesar de habernos separado por primera vez en mucho tiempo, a pesar de la despedida, yo sé que tú estás allí, en cada paso que doy y cada decisión que tomo. Todas aquellas virtudes con las cuáles me describes no las tendría si tú no hubieses estado guiándome y apoyándome a través del camino que ahora empiezo a recorrer.
    Yo también estoy profundamente orgulloso de ti, ya que a pesar de las múltiples adversidades que se han presentado y que se siguen presentando, nunca te has dado por vencida, a pesar de que yo mismo me quise dar por vencido muchas veces.Te agradezco infinitamente todos estos años de enseñanzas y amor incondicional, el cual es una parte inherente de lo que ahora soy, y es la principal fuerza que me impulsa a seguir adelante. También sé que nunca dejarás de estar aquí para mí, como yo nunca dejaré de estar para ti. Seguiremos compartiendo nuestros andares y caminos; a veces juntos, a veces a distancia, pero nunca serán separaciones definitivas.
    Yo también te amo, hoy y siempre, mamá.

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