por Chogyam Trungpa Rinpoché
Todos experimentamos la negatividad —la agresión básica que consiste en querer que las cosas sean diferentes de lo que son—. Nos aferramos, nos defendemos, atacamos y a todo lo largo tenemos la sensación de nuestra propia infelicidad; entonces culpamos al mundo de nuestro dolor. Lo vivimos como algo terriblemente desagradable, algo de lo que queremos librarnos. Pero si la examinamos más profundamente, la negatividad no es mala per se, sino que es algo vivo y preciso, conectado con la realidad. La honestidad y simplicidad básica de la negatividad puede ser creativa tanto en comunidad como en las relaciones personales.
Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español mía.
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