for Arabella, with love and appreciation
Los días anteriores a mi cumpleaños fueron raros, incómodos. Había una nube negra rondando por ahí y deteniéndose sobre mí cada tanto. Luego llegó el aniversario: Empezó con lluvia (de nube negra, claro) y después ya escampaba. Entonces me pude abrir a los abrazos, las mañanitas, los regalillos que fueron cayendo aquí y allá. Ya para cuando Santiago me invitó a comer, la nube negra se había disipado del todo.
Pero, ahí no terminaría la cosa. El festejo se fue colando los días siguientes, cuando me encontraba con amistades que no había visto el mero día. Y por si fuera poco, tres días después: un té de celebración a la manera inglesa tradicional. (No me puedo imaginar mejor broche de oro.)
Y como aquello de la puntualidad no es lo nuestro, acabó siendo un "high tea", o sea, casi casi cena. Menos mal que había yo sido advertida de no comer mucho antes del té.
Así se veía la mesa cuando nuestra anfitriona empezó a sacar las delicias que comeríamos: primero una (o varias) rondas saladas y después una (o varias) rondas dulces, acompañadas de una (o varias) tazas de té (con leche o con limón).
Y entre otras maravillas saladas, vi y probé por primera vez los típicos sandwichitos de pepino que salen en las películas o las series inglesas y aprendí que el pan se unta primero con una capa de mantequilla para evitar que el pepino lo aguade. Y qué decir del egg salad sandwich: esos sí los preparaba mi mamá, pero sin el toque británico.
Y como aquello de la puntualidad no es lo nuestro, acabó siendo un "high tea", o sea, casi casi cena. Menos mal que había yo sido advertida de no comer mucho antes del té.
Así se veía la mesa cuando nuestra anfitriona empezó a sacar las delicias que comeríamos: primero una (o varias) rondas saladas y después una (o varias) rondas dulces, acompañadas de una (o varias) tazas de té (con leche o con limón).
Y la mesa del lado de la tetera:
Y entre otras maravillas saladas, vi y probé por primera vez los típicos sandwichitos de pepino que salen en las películas o las series inglesas y aprendí que el pan se unta primero con una capa de mantequilla para evitar que el pepino lo aguade. Y qué decir del egg salad sandwich: esos sí los preparaba mi mamá, pero sin el toque británico.
He aquí mi primera ronda de savories con mi primera taza de té. Entre esta y las rondas dulces, brindamos también con vino espumoso y algunas tomamos un café helado en vasos de vidrio cortado con un popote de plata, que era también agitador y cuchara. De sueño.
Bueno, yo me sentí como lady en Downton Abbey. Y, además, querida y festejada.
Gracias.
Ay, Adelita....Qué bonito festejo...Muy "British" de alcurnia...Como dices tú, de Dowtown Abby...Claro, lo más importante es sentirse querida y festejada....Lo bueno de las nubes negras es que se disipan...Un gran abrazo...Ángeles
ResponderBorrarVa un abrazo enorme de vuelta (pronto un correo más largo). Qué alegría que te pasees por aquí y dejes un comentario (te extrañaba). Gracias por tu felicitación y tu cariño.
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