miércoles, 11 de enero de 2017

c:e:p:i:l:l:o:


Cada tanto, el grupo de fotografía me da la oportunidad de volver al rancho de mi tía Marisa. Hoy el tema era "cepillo", sí, ese "instrumento hecho de cerdas distribuidas en una armazón, que sirve para distintos usos de limpieza" y para peinarse, digo yo. (Interesante resulta que la palabra proviene del diminutivo de "cepo", que entre otras cosas, es un instrumento de tortura, un artefacto para cazar animales u otro instrumento para devanar la seda antes de torcerla. Quién lo diría.)

Así que me lancé al archivo fotográfico (una carpeta en mi disco duro externo) y llegué hasta el verano del 2010. Ahí busqué y encontré el baño de la casa de mi tía, el que correspondía a la habitación principal, la suya por supuesta, y que se encontraba después del vestidor (en el cual permitía que se colocara un catre para colocar a alguna visita de confianza, o sea, yo, por ejemplo). El cuarto de baño (con su lavabo, ducha, bañera, inodoro y otros sanitarios, como el bidé) tenía el toque inconfundible de mi tía, que cuidaba hasta el último detalle de todos los espacios que habitaba.

Afortunadamente para mi objetivo, dos discretos cepillos de dientes se asoman en la esquina inferior izquierda: el pretexto perfecto para publicar la foto en el grupo el día de hoy. Y de paso, me la traje para acá no sin cierta nostalgia y un aroma a Heno de Pravia, el jabón verde que no faltaba nunca en el lavabo de Marisa, que era, además, uno de dos, lo cual a mí siempre me pareció un gran lujo. Y una rosa, claro, porque a la belleza no se le restringe el paso nunca...




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