Normalmente apreciamos solo la mitad del ciclo de la impermanencia. Podemos aceptar el nacimiento, pero no la muerte, aceptar la ganancia pero no la pérdida, o el final de los exámenes pero no el comienzo. La verdadera liberación viene cuando apreciamos el ciclo completo y no nos aferramos a aquellas cosas que nos parecen agradables. Al recordar la mutabilidad y la transitoriedad de las causas y las condiciones, tanto las positivas como las negativas, podemos usarlas a nuestro favor. La riqueza, la salud, la paz y la fama son tan fugaces como sus opuestos.
Original en inglés, aquí.
Traducción al español, mía.
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