La mayoría de nosotros tiende a resentir que se nos confronte con la verdad, y del resentimiento brota la negación. El ejemplo más obvio es que nos sentimos molestos cuando se nos fuerza a reconocer la naturaleza ilusoria de nuestras vidas y la realidad de la muerte. Además, nos disgusta contemplarla, aun cuando la muerte es una verdad universal e irrefutable. Nuestra reacción habitual es fingir que nunca sucederá, que es como lidiamos con la mayor parte de las demás verdades inconvenientes que nos resulta difícil tolerar.
lunes, 31 de julio de 2017
Invitado: Dzongsar Jamyang Khyentse Rinpoché
La mayoría de nosotros tiende a resentir que se nos confronte con la verdad, y del resentimiento brota la negación. El ejemplo más obvio es que nos sentimos molestos cuando se nos fuerza a reconocer la naturaleza ilusoria de nuestras vidas y la realidad de la muerte. Además, nos disgusta contemplarla, aun cuando la muerte es una verdad universal e irrefutable. Nuestra reacción habitual es fingir que nunca sucederá, que es como lidiamos con la mayor parte de las demás verdades inconvenientes que nos resulta difícil tolerar.
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