Hoy mi altar, mínimo, es
para
las víctimas de los terremotos
las víctimas de las inundaciones y los huracanes
las víctimas de la pobreza
las víctimas de la impunidad
las víctimas de la violencia, los atentados (Barcelona, Somalia, Nueva York...), los asesinatos (tantos, en México, en el mundo)
las víctimas de la indiferencia (en el Mediterráneo, entre otros lugares)
las víctimas de la avaricia
las víctimas de la destrucción y las sequías
las víctimas de los prejuicios
las víctimas humanas y las víctimas no humanas
Con la aspiración de que encontremos el camino hacia la felicidad verdadera y la ausencia de sufrimiento en el planeta todo.
Antes de que sea demasiado tarde.
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