miércoles, 6 de junio de 2018

Invitado: Dzongsar Jamyang Khyentse




Autorretrato del autor
Un practicante maduro tendrá, por lo regular, una percepción mucho más pura de los demás que un principiante. Entre más cualidades iluminadas adquiere un practicante, más humilde se volverá; entre más tiempo pase con su guru, mayor es su compasión, y entre más escuche y contemple el dharma, más rápido disminuirán su orgullo y su arrogancia.

El signo supremo de un gran practicante no es que le brote un halo, que tenga sueños extraordinariamente auspiciosos, que experimente un éxtasis continuo, o que pueda adivinar nuestros futuros miserables.


El signo supremo es que ya no tenga ningún interés en la ganancia material, la fama, el respeto de los demás o en ser el centro de atención.




Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español, mía.

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