Autorretrato del autor |
El signo supremo de un gran practicante no es que le brote un halo, que tenga sueños extraordinariamente auspiciosos, que experimente un éxtasis continuo, o que pueda adivinar nuestros futuros miserables.
El signo supremo es que ya no tenga ningún interés en la ganancia material, la fama, el respeto de los demás o en ser el centro de atención.
Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español, mía.
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