o crónica de la génesis de un relato
Al comenzar el verano pasado, Isa, mi profe de escritura creativa y editora, me invitó a enviar un relato con miras a participar en la tercera antología de la editorial RELEE, fundada por ella. La obra se sometería, como sucedió hace dos años y hace uno, a una valoración para considerar su inclusión en la colección. (El primer año, mi relato alcanzó lo que se necesitaba y se publicó; el segundo año, no.)
Me acordé que durante mi primer año de estudio y práctica con Isa, en el curso de Narrativa especializada (hace 4 años), escribí un relato donde la protagonista, inmersa en un fuerte conflicto, recordaba una nana (según la RAE, un 1. f. Canto con que se arrulla a los niños) que le cantaba su abuela. El relato se llamaba (y se sigue llamando) "Fruta vana" y nació cuando nos sumergimos en el análisis estructural del relato, siguiendo básicamente las propuestas de Roland Barthes.
En esa ocasión, la "tarea" que Isa nos propuso fue escribir (con conciencia del esquema pero permitiéndonos ir más allá de él) alrededor de un "momento de revelación de significado" (una "epifanía", que diría mi hijo). Así nació la primer versión de "Fruta vana".
Durante el segundo o tercer curso con Isa, retomé el relato, lo reescribí, según los primeros comentarios de ella y de mis compañeros, y lo mandé a una de las entregas (dándole un descanso a la novela). La idea era mandarlo a un concurso. Después de incorporar las sugerencias que me resultaron pertinentes, lo mandé a concursar. No ganó. Y lo guardé.
Uno de los comentarios clave en aquella oportunidad fue el de mi amigo Jaime, que me dijo que le gustaría ver la nana que recordaba la protagonista. En esa segunda versión, pues, me puse a indagar un poco y, con la ayuda de mi amiga Joana, di con una nana tradicional de Cataluña (la protagonista es de Barcelona), que arrulla a los niños con la clásica música de Brahms y la letra en catalán, la Cançó de Bressol.
Entonces recordé también que yo solía dormirme al son de esa melodía (sin letra) cuando jalaba el hilo de una cajita de música (rosa clarito, con forma de flor y con una calcomonía que el tiempo se comió) que colgaba de la cabecera de mi cama de niña en casa de mi abuela Rosa en Cuernavaca. (Qué duda cabe que la escritura tiene más o menos componentes autobiográficos.)
La propuesta de Isa para la nueva antología de RELEE tenía como tema "el amor y la música" y como lineamiento, que cada relato estuviera ligado a un tema musical. Pues ya lo tenía yo con mi "Fruta vana" recargada. Solo faltaba darle una vuelta de tuerca más. Y entonces me puse a entretejer la nana a lo largo del relato, en lugar de que la canción de cuna apareciera solo al final.
Y hete aquí, que lo seleccionaron para formar parte de Arritmias, junto a otros 27 autores (incluida Joana como compañera de índice).
Y hete aquí que me lanzo a la presentación en Madrid el próximo 13 de diciembre.
En esa ocasión, la "tarea" que Isa nos propuso fue escribir (con conciencia del esquema pero permitiéndonos ir más allá de él) alrededor de un "momento de revelación de significado" (una "epifanía", que diría mi hijo). Así nació la primer versión de "Fruta vana".
Durante el segundo o tercer curso con Isa, retomé el relato, lo reescribí, según los primeros comentarios de ella y de mis compañeros, y lo mandé a una de las entregas (dándole un descanso a la novela). La idea era mandarlo a un concurso. Después de incorporar las sugerencias que me resultaron pertinentes, lo mandé a concursar. No ganó. Y lo guardé.
Uno de los comentarios clave en aquella oportunidad fue el de mi amigo Jaime, que me dijo que le gustaría ver la nana que recordaba la protagonista. En esa segunda versión, pues, me puse a indagar un poco y, con la ayuda de mi amiga Joana, di con una nana tradicional de Cataluña (la protagonista es de Barcelona), que arrulla a los niños con la clásica música de Brahms y la letra en catalán, la Cançó de Bressol.
Entonces recordé también que yo solía dormirme al son de esa melodía (sin letra) cuando jalaba el hilo de una cajita de música (rosa clarito, con forma de flor y con una calcomonía que el tiempo se comió) que colgaba de la cabecera de mi cama de niña en casa de mi abuela Rosa en Cuernavaca. (Qué duda cabe que la escritura tiene más o menos componentes autobiográficos.)
La propuesta de Isa para la nueva antología de RELEE tenía como tema "el amor y la música" y como lineamiento, que cada relato estuviera ligado a un tema musical. Pues ya lo tenía yo con mi "Fruta vana" recargada. Solo faltaba darle una vuelta de tuerca más. Y entonces me puse a entretejer la nana a lo largo del relato, en lugar de que la canción de cuna apareciera solo al final.
Y hete aquí, que lo seleccionaron para formar parte de Arritmias, junto a otros 27 autores (incluida Joana como compañera de índice).
Y hete aquí que me lanzo a la presentación en Madrid el próximo 13 de diciembre.
Y hete aquí que si quisieras apoyar el proyecto y hacerte con el libro, puedes entrar a esta página y elegir la modalidad que más te convenga.
(Si vives en México, yo te lo traigo a mi regreso).
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