Mi amiga Soledad
me invitó a seguir con lo de las portadas de libros en el Facebook y decidí
aprovechar para referirme a una de mis autoras favoritas que, por azares del
destino, no quedó en la lista original de mis 10 lecturas más impactantes
(además, Soledad y yo compartimos esta predilección).
A Carmen Martín Gaite me la presentó mi papá en mi adolescencia y me leí todo lo que él tenía y lo que iba adquiriendo. La amábamos los dos. Entre sus múltiples libros, el primero en mi memoria es siempre Retahílas e incluyo aquí la foto de la misma edición que yo leí (esas tan bonitas de la Colección Áncora y Delfín de Ediciones Destino).
Como me pasa con lo libros impactantes, al paso de los años me acuerdo más de las sensaciones que me provocaron que de los detalles de la trama. Por eso volví a esta novela hace un tiempo (en versión digital para mi kindle, pues el libro de mi papá se perdió, por ahí en la vida). Me volvió a impactar y a producirme las sensaciones, incluso corporales, que recordaba a lo largo de la plática entre tía y sobrino mientras muere la abuela. Me recordó también por qué amo leer y por qué amo escribir.
Sigo amando a Carmen Martín Gaite. Mucho.
Como me pasa con lo libros impactantes, al paso de los años me acuerdo más de las sensaciones que me provocaron que de los detalles de la trama. Por eso volví a esta novela hace un tiempo (en versión digital para mi kindle, pues el libro de mi papá se perdió, por ahí en la vida). Me volvió a impactar y a producirme las sensaciones, incluso corporales, que recordaba a lo largo de la plática entre tía y sobrino mientras muere la abuela. Me recordó también por qué amo leer y por qué amo escribir.
Sigo amando a Carmen Martín Gaite. Mucho.
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