Todos experimentamos la negatividad: la agresión básica de querer que las cosas sean diferentes de como son. Nos aferramos, defendemos, atacamos, y durante todo el transcurso hay un sentido de nuestra propia infelicidad, así que culpamos al mundo por nuestro dolor. Vivimos la negatividad como algo desagradable, maloliente, algo de lo que queremos deshacernos. Pero si la examinamos más profundamente, tiene un aroma muy jugoso y está muy viva. La negatividad no es mala en sí, sino que es algo vivo y preciso, conectado con la realidad.
lunes, 5 de agosto de 2019
Invitado: Chogyam Trungpa Rinpoché
Todos experimentamos la negatividad: la agresión básica de querer que las cosas sean diferentes de como son. Nos aferramos, defendemos, atacamos, y durante todo el transcurso hay un sentido de nuestra propia infelicidad, así que culpamos al mundo por nuestro dolor. Vivimos la negatividad como algo desagradable, maloliente, algo de lo que queremos deshacernos. Pero si la examinamos más profundamente, tiene un aroma muy jugoso y está muy viva. La negatividad no es mala en sí, sino que es algo vivo y preciso, conectado con la realidad.
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