La Real Academia dice que es una parte pequeña de alguna cosa quebrada o dividida o bien, una parte extraída o conservada de una obra artística, literaria o musical. Se podría ampliar esta segunda acepción para decir que, en fotografía, se trata, sí, de una parte de algo que, a conciencia, se elige fotografiar en lugar de tomar el algo entero. Porque así conviene al ojo o al lente de la cámara, que juegan a componer una imagen donde ese trozo resalta por aquello que lo rodea y nos da la idea del todo, en una suerte de sinécdoque visual.
Todo este rollo para presentar esta foto de la que fuimos cómplices, otra vez,
mi camarita rosa 2 y yo.
En el Retiro, el sábado de sol, así se veía el Palacio de Cristal,
enmarcado por estos pinos enormes
e iluminado desde atrás,
según nos acercábamos desde el Palacio Velázquez.
Una preciosidad de estructura, que aún he de ver por dentro:
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