viernes, 6 de diciembre de 2019

Viaducto de Madrid




Ayer caminé al Hotel Kafka desde la Puerta del Sol, acompañada por mi amiga Joana, que vino de visita desde Barcelona. Bajamos por la Calle Mayor en busca de la Calle Bailén, donde tendríamos que girar a la izquierda. La Catedral de la Almudena resultó ser el hito preciso. (Y yo sigo mapeando esta ciudad, calle a calle, cuesta a cuesta.) Ya en Bailén pasamos por el Viaducto de Madrid (que yo conocía ya por alguna peli de Almodóvar, pero no ubicaba en el espacio) y sus mamparas transparentes: A prueba de accidentes y de suicidios. Pero no de reflejos y puestas de sol. Ni de farolas. Ni de luna.

Así la magia de otro atardecer en la capital.

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