Cosas que suceden en mi ventana 8
- Una tormenta eléctrica nocturna enciende el cielo tras el edificio vecino. Se oyen los truenos. Pero no se ven los rayos como en el balcón de mi casa de Cuernavaca.
- Llueve. De tarde. Otra vez. Casi en silencio.
- Ana ve Roma de Cuarón del otro lado de la pared. Yo la escucho. Hablan como yo. Se me antoja ver el final. No me atrevo. Apuesto conmigo misma que a Ana no le gusta. Gano la apuesta.
- Temo salir a un mundo donde las personas habrán perdido dos tercios de su cara.
- Empiezo cada día, más bien tarde, con una canción en bucle: «Quiéreme» de Aute, «Tejados» de Macu Gavilán, «Suzanne» de Cohen, «Quiéreme» de Aute, «Tejados» de Macu Gavilán, «Suzanne» de Cohen, «Quiéreme» de Aute, «Tejados» de Macu Gavilán, «Suzanne» de Cohen...
- Una, dos, tres, cinco, siete: una convención de urracas en mi árbol. Se persiguen. Comen. Vuelan de una rama a otra. Juegan. Alcanzan la azotea del edificio de enfrente. Vuelven al árbol. Una algarabía total de vuelo y graznidos. (Las escucho graznar, platicar, chismear, sin duda de que son ellas.) Se intercalan los trinos de otros pájaros invisibles, seguramente mucho más pequeños. (Como hace sol, salgo al balcón para disfrutar el espectáculo más de cerca.)
- Me sorprende, pero entiendo, que alguien quiera ruido en las calles y olor a gasolina quemada: el anhelo de la vida de antes.
- Una paloma se posa en el alféizar. Me mira. La miro. Emprende el vuelo cuando intento alcanzar la cámara.
- Un helicóptero deshace las nubes a rugidos. Intenta meterse en la terraza de mis vecinos. Desaparece dejando una estela de inquietud.
- Cerca de la hora de la comida, la vecina nueva, que ya no lo es, se sienta de perfil en la ventana, con una taza roja en la mano y la mirada perdida.
- Quizás sean vencejos esas aves que vuelen en círculos tan arriba en el cielo por las tardes. Leí que es ahora cuando vuelven del sur. También leí que los vencejos pasan la mayor parte de su vida volando: así duermen, comen y copulan. Solo se posan para anidar. Quien fuera vencejo en estos tiempos de pandemia.
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