Si dejamos de tener un aferramiento fuerte a nuestro cuerpo, posesiones y familiares, naturalmente dejaremos de sentir agresión hacia aquellos que consideramos como nuestros enemigos y atracción compulsiva hacia aquellos que consideramos amigos. Un verdadero bodhisattva no hace distinción entre una persona que toca un lado de su cuerpo con una mascada de seda y alguien que corta su carne en el otro lado.
Original en inglés, aquí. Traducción al español e imagen, mías.
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