cosas raras que me gusta hacer
- Ya hace poco hablé de cómo abro la llave del gas de la estufa y tardo un poco en darle al botón que lanza la chispa que enciende la parrilla, sola para ver una flama grande. Solo para sentir un atisbo de peligro.
- Me gusta tomar la bolsita de cada uno de los varios tés que me preparo durante el día con los dedos para aplastarla y sacarle el sabor que aún le queda. Me gusta cuando quema un poco. Me gusta la sensación viva en la piel. Se pasa pronto y no deja marca.
- No lavo (casi nunca) la taza donde tomo té negro, mi adorada taza roja firmada por Saramago, sino hasta que ya tiene mandalas cafés dentro, de los restos superpuestos de té . Esta costumbre es herencia de mi exmarido, que lo hacía con su taza de café.. Para preservar el sabor, decía.
- Al hacer (estirar) mi cama, no meto la sábana de arriba abajo del colchón, porque si no, en la noche, cuando me acuesto y me tapo, se zafa también la sábana de abajo y es como si no la hubiera hecho.
- Cuando voy al cine (2 veces en los últimos 7 meses), intento sentarme con un espacio vacío a mi lado (derecho o izquierdo). En el asiento libre acomodo mi bolsa, pero, sobre todo, acomodo los dos pequeños changos (monos, simios) de peluche (uno morado y otro gris, como la bolsa anterior) que cuelgan de un lado (de la misma argolla) para que también puedan ver la peli. (Disfrutan tanto como yo).
- Mi gata tricolor, la Khandro, se acuesta conmigo y se acurruca en la hueco que dejan mis piernas a la altura de las rodillas, cuando las doblo un poco. Yo la dejo, aunque implique una parálisis transitoria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario