jueves, 28 de julio de 2022

shrinking violet


Hay una expresión en inglés para describir la cualidad de timidez en una persona: "shrinking violet", o sea, violeta encogidiza. En realidad no hay violetas que se encojan y, a pesar de su tamaño generalmente pequeño, son buenísimas colonizadoras capaces de reproducirse de varias maneras. Sin embargo, los anglohablantes, desde 1820, utilizan este apelativo para referirse a una mujer, sobre todo, que evita el contacto con otros y rehúye ser el centro de atención.

Hace unos días participé, en línea, en la última sesión de un curso llamado "Amigarse con el espacio", un refugio en medio del ajetreadísimo horario de estudios budistas del verano del Instituto Nitartha. Pude asistir a pocas sesiones debido a mis compromisos de traducción, pero siempre que me fue posible, estuve ahí para trabajar con el cuerpo y el espacio, otra ruta hacia la naturaleza de la mente. Con la guía compasiva y precisa de Mitra Lee Worley.

En esta sesión final, debíamos hacer una performance (cada quien desde su cuadrito de zoom, en modo destacado para ampliar el espacio virtual): entrar a cámara, quedarnos ahí parados, y salir de cámara. Sencillo. Aparentemente.

Una vez que todes lo hicimos, Mitra Lee comentó que en todos los casos, había faltado algo: tiempo. O sea, que habíamos sido cero pródigos con los segundos que nos ofrecimos ante los demás. Y, sí, tenía toda la razón. (Yo me asomé a la cámara y desaparecí como en medio segundo.)

Para la segunda vuelta, la final, nos pidió hacer casi lo mismo, pero esta vez incluyendo un gesto (y un sonido si queríamos) sin planearlo anticipadamente. También nos indicó que diéramos más tiempo al performance.

Yo estaba nerviosísima. Sola en la sala de mi casa. Frente a mi compu. Increíble.

Después de algunos otros participantes, me vi "destacada" en el zoom, así que me levanté, salí de cámara, entre caminando lo más despacio que pude, me paré frente a la cámara, me tapé la cara con las manos, me la destapé, y salí de cámara.

Luego pasaron los demás y Mitra Lee nos dijo que todes habíamos sido como éramos y que era bellísimo. Nos recordó que cada una y uno somos nuestro propio mudra, nuestro propio gesto, ni bueno ni malo, sin nada que añadir ni nada que descartar. Y yo me acordé de la expresión inglesa para describir a alguien tímida. Me contacté plenamente con mi corazón de timidez y con la certeza de que no tiene nada de malo ser una violeta encogidiza, ser tímida de corazón, aunque a veces ni siquiera se note (los años me han dado tablas, tras las cuales he aprendido a encogerme, a asomarme, a atreverme).

Así que me dejo, y nos dejo aquí, algunas de mis violetas (en botón, a medio abrir y abiertas como rosas),  recordatorio de que estoy bien así como soy, de que estamos bien así como somos:







No hay comentarios.:

Publicar un comentario