No está ahí, y nunca estuvo
Si no estás convencido de que emocionalmente te comportas como si tuvieras un yo duradero, singular e independiente, entonces es importante abocarte a esta cuestión antes de seguir adelante a considerar la doctrina del no yo.
Piensa cuidadosamente sobre el dolor y el sufrimiento y pregúntate qué o quién es el que está sufriendo. ¿Quién teme lo que sucederá? ¿Quién se siente mal acerca de lo que ha sucedido? ¿Por qué la muerte parece ser una amenaza semejante cuando el presente desaparece cada momento, apenas habiendo tenido la oportunidad de surgir?
Encontrarás que tu pensar está lleno de contradicciones, inconsistencias y paradojas irresolubles. Eso es normal. Todo el mundo (a excepción, quizás, de los locos) tiene una noción de sentido común sobre qué o quiénes somos que funciona (más o menos) y nos permite operar como seres humanos normales.
Sin embargo, cuando el meditador se aboca a qué o quién es este yo, no puede encontrarlo. Entonces, gradualmente, muy gradualmente, empezará a entender que la razón por la cual no puede encontrarlo es porque no está ahí y nunca estuvo.
Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.
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