Cuando juzgas a otra persona, no la defines a ella, te defines a ti mismo. La percepción no es la realidad. Lo que parecen ser defectos en otros podrían ser, de hecho, reflejos de nuestras propias aflicciones mentales. Yo no tengo un problema de actitud: tú tienes un problema de percepción.
Recuerda, la manera en que nos trata la gente es su karma. La manera en que reaccionamos es el nuestro.Y yo me sigo peleando aún, desde hace meses, vidas quizás, con las sensaciones que me provocan el rechazo, el juicio, la agresión de otros, de elege, como si fueran golpes en el plexo solar, brasas en los ojos que no se apagan. Lo peor es que me peleo, aún, con ella y siento odio y aversión. Y no lo actúo, no. Volteo a ver hacia adentro y me desespero conmigo misma. Y vuelvo a llorar. También podría ser compasiva conmigo y con mis sensaciones y con mi karma y con el dolor presente, quizá enraizado en el pasado, pero presente.
Y entonces recuerdo las palabras del prodigioso maestro de mi maestro, Dechen Rangdrol:
Erring and erring, we walk the unerring path
(errando y errando, caminamos por el camino sin error)
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