Me tiendo sobre el piso caliente al lado de la alberca. Primero boca arriba y después boca abajo. El sol me calienta la espalda y los muslos. Escucho el río crecido de lluvia y los ventiladores del supermercado. Cierro los ojos y me imagino el mar. Invento tu voz. Me apetece dormirme un rato.
Cuando me levanto, descubro que la vieja jacaranda junto a la barda está llena de retoños verde claro.
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