domingo, 9 de diciembre de 2012

(Im)paciencia

Hacía un rato que no paseaba por las entradas del diccionario de la Real Academia. Hoy vuelvo a esa vieja costumbre, intentando encontrar palabras que definan mi estado emocional y mental, que me ayuden a entenderlo mejor.

Entre las varias definiciones propuestas para "paciencia", dos me llamaron la atención. La primera porque se acerca mucho a lo que me gustaría tener: 3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. Y la segunda, porque sí: 6. f. Bollo redondo y muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno (genial, ¿no?).

Y hoy, otra vez como coincidencia auspiciosa, me encontré con las palabras de Dzigar Kongtrul Rinpoché a propósito de zopa, paciencia en tibetano, que en mi traducción dicen así: "Zopa se traduce como paciencia, tolerancia o aguante. Inherente a zopa está una sensación de disgusto positivo, o renuncia, que viene de conocer los resultados negativos del enojo".

Y ya nada más para acabar con el coctelito, la definición de "impaciencia" que propone la RAE y que me resulta sorprendentemente atinada: 1. f. Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar.

¿Y luego? Pues nada, que supongo que en vez de esperar a que suene el teléfono o que llegue un correo electrónico mientras invento una lista enorme de por qué es posible que no suceda nunca más, o una colección de pretextos que explican por qué no ha sucedido, o una propuesta de acciones posibles que tomar frente al silencio, podría intentar esperar (o no esperar) sin violentarme a mí misma, sin perder la tranquilidad o volviendo a ella (la respiración es una buena aliada), descansando la mente o ya de plano, yéndome a quién sabe dónde por ese mentado bollo redondo al que alude la sexta acepción del diccionario sobre la tan escurridiza paciencia.

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