Mi comadre me hizo burla, cariñosamente eso sí, por mi colección de adioses "definitivos", pero resulta que llegar a lo que decide, resuelve o concluye es un proceso y uno acaba llegando.
No sabía que fuera tan triste. Más bien, sí que lo sabía, pero lo había olvidado. Si uno no lo olvidara, no seguiría viviendo ni volvería a arriesgarse, como las mujeres que olvidan los dolores del parto y reinciden dos o tres o más veces.
En definitiva, tú y yo ya no nos decimos "cariño", ni "amor", ni nos queda nada pendiente. Ahora sé de cierto que no se harán realidad las listas de sueños que soñamos juntos. Hoy ya no estamos juntos. Hoy ya no quedan restos de humedad.
(Ni tu foto de perfil ni tu foto de portada tienen ya nada que ver con nosotros - qué bobada, ¿verdad? ¿Será expresión del "borrón y cuenta nueva"?)
(Ni tu foto de perfil ni tu foto de portada tienen ya nada que ver con nosotros - qué bobada, ¿verdad? ¿Será expresión del "borrón y cuenta nueva"?)
Hasta el llanto se siente diferente hoy. Es la falta total de esperanza. Y dicen los maestros que eso es muy bueno. Trascender la esperanza y el miedo. No sabía que doliera tanto, "también". Al final del túnel, presiento un atisbo lejano de alivio.
Tampoco recordaba que un adiós definitivo, cuando se hace definitivo, se sigue llorando tanto. Y para ti, pese a todo, sale el sol y amanece. Si acá amanece también y siento el calor en la piel cuando salgo a la calle. Pero el frío de tu ausencia se siente mucho más adentro, ahí donde no llegan los rayos del sol.
Tú llegaste ya al momento donde simplemente te acuerdas de mí. Claro, en fin de cuentas, yo ya no estoy en tu vida, en los momentos cotidianos donde se vive la vida. Y "pese a todo esto que está pasando... pues eso..."
Hoy, Abril, una de mis alumnitas más cercanas y cómplice nuestra en algún momento, me compartió las siguientes palabras, habiéndome preguntado antes si podía hacerlo, cuidándome y acompañándome, sí:
al final,
solo lamentamos las
oportunidadades que no
tomamos, las relaciones
que tuvimos miedo de tener, y las
decisiones que esperamos
demasiado para tomar.
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