Calmar la mente implica tanta claridad como sea posible, aliada con una sensación profunda de libertad. Cuando contemplamos el mar durante el día podemos ver piedras y algas en lo más profundo a través del agua clara. Nuestra meditación debería tener la misma claridad, que nos permite ser plenamente conscientes de la situación presente.
Traducción al español, mía.
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