Hoy es cumpleaños de mi querida amiga Dasha que, si viviera, cumpliría 96 años. Hoy no está físicamente conmigo, pero siempre en mi corazón y en mis recuerdos. Hoy está aún más presente que en otros momentos, porque estoy retomando un proceso de terapia. Parte de ese camino lo recorrí con ella hace varios años y sé que si estuviera aquí, me seguiría entendiendo como tantas veces lo hizo. Hoy le dejo estas flores, de una planta llamada "amorcito", que crece cerca del volcán en casa de mi comadre:
Y comparto con ella mi más reciente hallazgo terapéutico. Resulta que a mí siempre me ha llamado mucho la atención el personaje de "Juana, la Loca", en igual medida que me parece tan injusto su epíteto. Cuando fui por primera vez a España, en 1980 a mis 17 años, pasé unos días en Madrid con una amiga de mis padres. Ana me llevó a ver una obra de teatro llamada "Juana del Amor Hermoso". No recuerdo detalles de la representación, pero sí conservo la memoria del impacto que hizo en mí. En mi segunda sesión de terapia de esta temporada, mientras hacía un recuento bastante desordenado, o siguiendo los vericuetos del inconsciente, recordé como hace casi 19 años, unos días después de nacido mi hijo, decidí negarme a la propuesta de mis padres de irme, con todo y bebé, a vivir con ellos. En aquel entonces atravesaba uno de los momentos más vulnerables de mi vida y mi mayor anhelo era encontrar un lugar de refugio donde me cuidaran. Sin embargo y a pesar de lo atractivo de la propuesta paterna, tuve la lucidez suficiente para darme cuenta que mi lugar estaba junto a mi marido y a mi hijo recién nacido, junto a la familia que yo había fundado a pesar de los pesares. Y así se los hice saber a mis padres y me quedé donde debía quedarme. Al contarle hoy esa parte de la historia a mi nueva terapeuta, declaré: "Yo decidí no ser Juana la Loca" y con esa epifanía, como diría mi hijo para referirse a ese momento de claridad cuando nos cae un veinte, dimos por terminada la sesión. Salí del consultorio bañada en lágrimas pero con la certeza de seguir en el camino de vida que he elegido para mí misma. Creo que Dasha estaría contenta y orgullosa de mí.
¡Vivan las epifanías!
ResponderBorrarYou should also be proud of yourself.
ResponderBorrar