Relaciones en ausencia de apego
El deseo de atraer hacia nosotros lo que percibimos a nuestro alrededor o de hacerlo a un lado ejerce una fuerza grande en nuestras relaciones. En lugar de relajarnos y apreciar a la otra persona, nos enzarzamos en una lucha constante para obtener lo que queremos de ellas y para evitar lo que no queremos. Por esa razón, para construir relaciones sanas necesitamos lidiar tanto con nuestro apego como con nuestra aversión.
Podría ser útil empezar observando nuestras suposiciones sobre el apego y también sobre la falta de apego. La sabiduría convencional lleva a mucha gente a cuestionarse si las relaciones son siquiera posibles o no sin apego. He oído que la gente dice que si no hubiera apego, no tendrían relaciones cercanas. Las personas intentan inducir el apego en los demás como una base para iniciar una relación con ellos. Esgrimen el apego como un gancho, tratando de jalar a la gente hacia ellos y, literalmente, engancharlos.
Si te cuesta trabajo imaginar cómo podría existir una relación cálida y sana en la ausencia de apego, esto habla de una confusión entre estar desapegado y estar libre de apego. El desapego es muy diferente a la ausencia de apego. El desapego sugiere una indiferencia insensible. En contraste, donde hay ausencia de apego, los sentimientos sanos tienen un espacio amplio donde florecer. Esto es así porque el apego ocasiona que estemos completamente consumidos por algo o por alguien.
Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español, mía.
¡De nada!
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