con Santiago
Venimos de vuelta a casa. Subimos por el columpio, donde el coche salta si lo dejo. Veo una bugambilia rosa bailando, suspendida en el aire. Te volteo a ver. Sin palabras. Volteo de nuevo al parabrisas.
—¿La viste? —te pregunto.
—Sí —me contestas con ojos asombrados.
La vimos.
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